Carne de hospital II – El retorno
Siendo que la gente, en general, es muy poco original para elegir destinos de fin de semana y no quedaba ni Roma ni Londres ni París con plazas, servidora decidió optar por un week end all included en la Clínica Delfos de Barcelona.
Dado que la primera experiencia había resultado escasamente agradable, decidí probar otra vez, más que nada para darles una segunda oportunidad.
Dado que la primera experiencia había resultado escasamente agradable, decidí probar otra vez, más que nada para darles una segunda oportunidad.
Pero en este caso, en lugar de llegar en ambulancia, programé yo misma con tiempo el ingreso. Como resultado, un adorable quiste ovárico de 6 cm vio la luz el viernes 20. Aún no sé qué nombre ponerle. Jonathan está muy usado y me desagrada especialmente. Borja me cuesta pronunciarlo sin una patata en la boca. Odio Jordi. Lo mismo me pasa con la mayoría de clásicos castizos: Manolo, Francisco, Pedro, José. Buf. Así que he decidido nombrarlo en su forma más intrínsicamente propia: “putoquiste”.
Esta segunda edición de El Semiinfierno de tu Vida me ha servido para corroborar mi teoría de la inutilidad de las puertas en las habitaciones. Te pongas como te pongas, el mal genio de muchas auxiliares que se pasan el día limpiando culos significa invariablemente puerta abierta. Y cuántos más culos hayan limpiado en el día, más abierta la dejan. De par en par. También que las crías humanas chillan como mono atropellado. Preferiblemente por las noches.
Lo digo porque tuve el honor de compartir planta de parturientas. Y, entre ellas, una concursante de la jaula de grillos más conocida como GH y su amor, otro grillo de la misma cosecha, el primorosamente apodado Yoyas. Pues sí, luego de algunos años, los tortolitos han traído un tortolitín al mundo.
Dejando el costado people, por lo que se refiere a mi persona (gatuna aunque a ratos humana), estoy estupendamente. Quitando las 3 rajas de la barriga ocultas tras pudorosos esparadrapos y una mano con la vena algo inflamada, producto de un arranque esquizofrénico enfermeril resuelto a chutar líquido en vena a velocidad de drive de Federer.
Además:
Tengo 3 horas de mi vida en nebulosa. O en lago negro (te meten vaya a saber qué, y luego te despiertas temblando y pataleando como epiléptica en celo) Durante 4 días ingerí alimentos coloridos no identificados (ni como alimento ni como color) Hice más kilómetros en camilla reclinándola arriba y abajo que Meca remontando el Guadalquivir. Disfruté (¿?) de la programación matinal televisiva. Me duché sentada en un taburete. Intenté mear acostada sobre una especie de bandeja (esto no lo conseguí) Y, por primera vez en mi vida, sufrí hasta las lágrimas riéndome. ¿Quién fue el hijoputa que nos diseñó para que las carcajadas retumbaran en la barriga? Seguro que el mismo hijoputa que ordena 1 mes de abstinencia. Sí. Estoy hablando de Eso. Hijoputa.
También me di cuenta de que.... que.... que.... esteeeeee.... tengo a mi lado a alguien fantástico. No necesito más.