13 septiembre 2007

Monográfico: suegra hay una sola

He tenido un verano intenso: he conocido a mi suegra.

La experiencia no ha pasado de 3 horas contadas con los dedos de una mano, pero qué 3 horas.

Habiendo sitios para vacacionar, la mujer va y decide pasarse una semanita de relax en un sitio tan vacacional, relajado y especialmente templado en agosto como es Israel. Aunque bien mirado, lo mismo hubiera sido la Riviera Maya que Tegucigalpa, los fiordos noruegos que la Praga monumental. La cuestión era venirse a Barcelona desde su Córdoba natal para coger un avión. Es decir: no tenía aeropuertos más cercanos.

Pero empecemos por el principio, que es desde donde se debe empezar.

Mi churri y yo vamos en coche a recoger a mi suegra para llevarla al aeropuerto. Bien. Quedamos en una esquina, y ella está en la de enfrente. No pasa nada. Vamos con 3 horas de antelación, suficiente para recoger la documentación del tour operator, facturar una maleta del tamaño de un cacahuete (juro que es verdad), y sentarse relajadamente a esperar el vuelo. Ella, porque nosotros teníamos otros planes, por ejemplo ir al cine.

Vale. Suegra cruzada, maletita guardada en el maletero y suegra sentada en el asiento trasero del coche. Primera intervención de luxe, al cerrar su puerta y poner mi churri la primera:

-Neneeeeeeeeeee, ¡¡no corras!! Dicho esto con el mayor de los acentos cordobeses que se puedan imaginar. Vamos, que por un momento creí tener sentada detrás a una folklórica.

Salimos a la autovía de Castelldefels por Gran Vía, acunados por el monólogo folklórico que no cesa. Segunda intervención de luxe, percibida entre un discurso indefinible:

-....porque nadie quería ir contigo porque de pequeño olías mucho porque ni en el ascensor se subían contigo del sudor que tenías la camiseta que no veas y por eso nadie te quería porque tú sudabas mucho y.................

Yo ahogo unas risas de "esto es increíble", mi churri que le entra la risa, me mira y sólo atina a decir "...mi madre, tenías que conocerla...", mientras la otra no calla. De más está decir que llevo meses compartiendo vida y cama con alguien que no sólo no huele mal, sino que huele como me gusta: a limpio, a ropa lavada. Pero nada, la mujer se había quedado en la adolescencia hormonal del hijo, esa que junto con los granos suele traer toda clase de sudores y hedores corporales. Vamos, ten una madre así y olvídate de tus enemigos.

Mientras ni mi churri ni yo conseguimos colar palabra en el monólogo cordobés que se cuece en el asiento trasero, llegamos al aeropuerto. Primera parada, la ventanilla del tour operator. Y primera decepción para mi suegra: además de ella, en el avión que partía rumbo a Jerusalén sólo iban 4 personas más con el grupo... 2 matrimonios. Ni solos ni solas. Ella con 2 parejitas.

Vale. Recogida la documentación. La chica de la ventanilla no sufrirá apenas secuela, sólo limpiarse con un bastoncillo las orejas, y adiós catarata de palabras atascadas.

Sólo queda dirigirse al mostrador de check in para recoger la tarjeta de embarque y objetivo cumplido: suegra depositada en puerta de embarque y tortolitos al cine, que para eso es domingo a la noche.

Ja.

Entrega de papeles varios en el mostrador, chorro de palabras lanzadas hacia el azafato, azafato que replica que si le puede enseñar el pasaporte, suegra que busca en el bolso igual de minúsculo que la maleta, suegra que empieza a sacar papeles del bolso, suegra que termina por poner el bolso boca abajo y lo empieza a sacudir sobre el mostrador del perplejo azafato que observa y no se atreve ni a opinar. Churri que pregunta:

- Mamá, el pasaporte, ¿has traído el pasaporte?

Suegra que no sabe qué decir pero insinúa:

- Pues no sé, nene, lo habré dejado en el piso de la Merchi ("la" Merchi es una de las hijas, hermana de mi churri, en cuyo piso se ha quedado unos días aprovechando que dicha Merchi estaba de vacaciones)

- Vale, dame las llaves del piso que voy y lo busco.

En ese momento sentí como el mundo se congelaba a mi alrededor. Eso era demasiado para Supergata, pero hice de tripas corazón y asentí:

- Vale, yo me quedo con tu madre mientras tú vas a buscar el pasaporte. Y eso es algo muy fácil de decir, pero difícil de asumir. Primera hora con mi suegra, y ya me encontraba a solas con ella, con unas ganas irrefrenables de lanzarle un "tú eres gilipollas o qué, cómo se te ocurre olvidarte el pasaporte". Pero me contuve, y con la mejor de mis sonrisas le dije.

- Vale, vamos al bar a sentarnos a tomar algo. Ya sé que no es nada original, pero en esos momentos es lo primero que se me pasó por la cabeza. Podía haberle sugerido: "vamos a la tienda a ver si tienen el último libro de Benítez Reyes" o "vamos a la farmacia a que nos tomen la presión". La cuestión era pasar el rato. Pero no contaba yo con la lógica demoledora de mi señora suegra:

-¿Al bar? ¿Y pa qué? ¿Que tienes sed? ¿Y por qué no bebes antes de salir de casa? Vamos, es lo que yo hago.

Y qué le dice una a la suegra cuando con tanta vehemencia andalusí le suelta una frase así. Si acaso musitar bajito y tartamudeando "yo lo decía para sentarnos, porque va a tardar un rato..."

A un banco fuimos. Y en el banco esperamos la llamada del nene que nos alegrara la noche pasaporte en mano. Llamada del nene a mi teléfono:

- Hola. Dile a mi madre que dónde pudo haber metido el pasaporte.
- Dice su hijo que dónde puede haber puesto el pasaporte.
- Dile que mire en la mesa de la cocina.
- Dice que mires en la mesa de la cocina.
- Dile a mi madre que no está.
- Dice su hijo que no está.
- Dile que mire en la mesa de la habitación.
- Dice que mires en la mesa de la habitación.
- Dile que allí no hay nada. Que lo he mirado en todos sitios. Y pregúntale si lo ha traído de su casa.
- Dice que no está en ningún sitio, y si cabe la posibilidad de que lo hubiera dejado en Córdoba y.... tenga, hable usted.

Y le paso el móvil

-.....Pues no sé, nene, igual sí que me lo dejé allí, no sé.... Toma

Y me devuelve el móvil. Rugido de mi churri:

- Vete volando a cualquier mosso y que te diga cómo hacer un pasaporte al momento, que he visto un programa de la tele donde lo hacían en el mismo aeropuerto en 15 minutos.

Vale. Volando voy, le pregunto a un segurata, que me dice que sí, pero en la otra punta del aeropuerto, en la delegación de la Policía Nacional. Dejo a mi suegra sentadita en el banco, con la recomendación de no moverse de allí hasta que yo la llame.

Corriendo. La otra punta del aeropuerto. Empieza a llover. La delegación está fuera y no hay marquesinas. Llego con la lengua fuera. Efectivamente, lo pueden hacer, necesitan el DNI en vigor, una foto carnet y 16,70€ (exactos porque no tienen cambio). Vuelvo corriendo. Recojo a la suegra del banco. La meto en un photomatón. No hay manera de que salga con los ojos abiertos. Da igual. Salimos de la terminal hacia la delegación de la Policía Nacional. Llueve a cántaros. Temo rompernos algo con la carrera sobre el agua y entre los charcos. Llegamos. La oficina está bloqueada con una fila de asientos y no la podemos abrir. Sigue lloviendo. Mi suegra parece una concursante de Miss Camiseta Mojada. Nos abren. Entramos. Entregamos todos los papeles y el dinero. Para amenizar la espera, mi suegra monologa:

-... y no sé por qué pero tendría que darte seguridad pero yo a la que veo un policía me da miedo como si hubiera hecho algo mal y no debería ser así vamos digo yo porque están para ayudarnos pero a mí me dan mala espina no sé por qué......

La miro y apenas acierto a susurrar un shhh con el dedo índice delante de los labios.

Mientras tanto llega mi churri, Mister camiseta mojada. Se pelea con la puerta atrancada por las sillas, le abro, la señorita Policía Nacional sale de su despacho y me echa la bronca por abrir la puerta sin su consentimiento, habrase visto, esto no es un colegio, aquí abro yo, qué se piensan ustedes, ¿que aquí entra y sale la gente cuando le da la gana?

Y en 10 minutos contados la señorita Policía Nacional nos hace entrega de un pasaporte nuevecito, con la misma cara de viga de hierro con que nos ha recibido. Mi suegra no puede evitarlo, y toda emocionada le confiesa:

- Gracias, me acordaré con afecto de usted toda la vida, señorita, ha sido usted muy amable... Mientras la señorita amable hace un amago de octavo de sonrisa y nos acompaña a la salida, donde nos despide luego de desatrancar la puerta.

El diluvio continúa. Son las 22:30 y el vuelo sale en una hora.

Hacemos escala en el baño para que la mujer se cambie su atuendo provocador. La acompañamos otra vez al mostrador de check in. Le entregan la tarjeta de embarque. Subimos con ella hasta el control de aduanas. Y allí la depositamos.

Vemos como se va alejando mientras entabla conversación con la persona que la sigue en la fila. Como llega al control y entabla conversación con el segurata. Y con el Guardia Civil. Y al final se va por el pasillo, camino de su puerta de embarque. No se sabe si atacó a algún pasajero desprevenido en su camino.

Pero sabemos de buena fuente (ella misma al volver, una semana después) que a los 2 matrimonios que la acompañaban los cambiaron de hotel. Mi suegra aún se pregunta por qué.

Y como no todo iba a ser "suegra" este verano, les dejo una fotito de un sitio muy parecido al paraíso que visité en agosto, si no fuera por las moscas que lo invadían y que no salen en la foto.

Ordino: sus montañas, sus árboles, sus moscas

6 comentarios:

Bigmaud dijo...

Una de las grandes ventajas de ser soltero es que no tienes que conocer a ninguna suegra.En fin.

Anónimo dijo...

No estoy en absoluto de acuerdo con tu relato... fue mucho peor de lo que cuentas.

Creo que lo único bueno de que hayas conocido a mi madre es que ahora comprenderás un poco mejor mis desequilibrios neuronales y mi capacidad para abstraerme cuando alguien me habla y no hacerle ni puñetero caso.

Como dice el dicho... madre no hay más que una, ¡gracias a Dios!

fresh booking dijo...

Que bueno! menos mal que eres una mujer de mundo preparada para todo,a mi me hubiera cojido algo...me alegro de que pasaras la prueba,debio de ser como estar en una peli de almodovar,nos vemos la semana que viene!

La estatua del jardín botánico dijo...

¡Y menos mal que sólo hay una! Si nos tocara aguantar a dos por churri... ¡qué atroz! Argumento escalofriante para una peli de miedo.

Lagata dijo...

Joyrider, creo que esa es también la razón principal de por qué no somos polígamos....

Churri, cariño, lo de hablar hasta que no te queden palabras sin decir es algo que ya sabía de ti antes de conocer a tu madre. ¿Y lo bien que nos lo pasamos viviendo el momento, y sobre todo contándolo luego?

Essaouira, me gustaría saber qué haría Almodóvar de conocer a mi suegra. Yo creo que dejaría de hacer melodramas Sirkianos y volvería al redil de la comedia, con uan Chus Lampreave cordobesa como estrella principal ;-)

Estatua, eso, menos mal que los churris no tienen 2 madres... Aunque sinceramente te confieso que disfruté como nunca con todo el panorama surrealista.

Besotes a todos y saravá (Vinicius en el equipo de música)

Anónimo dijo...

Espero que tus yernos y nueras te vean y disfruten de la misma manera. Me muero por leer sus comentarios!