24 septiembre 2007

Informe semanal

Lunes 17 de septiembre
Querido diario:


Hoy he entrado a trabajar a las 7 de la mañana y he salido a las 19:30. Si las cuentas con los dedos no me fallan, eso hace un total de 12 1/2 horas en el curro.
Pero ha sido fructífero, porque he aprendido varias cosas. A saber:

- Los suecos nunca piden permiso. Simplemente hacen.
- Los suecos empiezan a trabajar a las 7 de la mañana, desayunan a las 9 y comen/almuerzan a las 12. (También pretendían cenar a las 19, pero conseguí quitarles la idea de la cabeza)
- Anne - Charlotte en sueco suena algo así como anjalót. Esto sí que es muy útil.
- Comer porquerías de catering durante todo el día termina por joderte la barriga. Por mucho que sea by Vilaplana.
- Los tacones pueden quedar muy bonitos y estilizar la figura. Pero te revientan los pies, y hasta las rodillas.
- Trabajo en un sitio con vistas admirables, fantastic, wonderful, y me envidian por eso.
- Puedo mantener un buen rato la sonrisa en la cara, sin entender la mitad de las cosas que me están contando, y parecer hasta interesada en lo que explican.
- Los israelíes, o son extramadamente tímidos, o te sugieren directamente que les lleves a la cama.

Aparte de estas magníficas enseñanzas que guardaré en mi cabecita con mucho cariño y por muchos años, los guardias urbanos de Barcelona decidieron que el mejor día para pararme a hacer un control de alcoholemia era justamente hoy, al salir del trabajo, con mis ojeras por las rodillas. Carnet de conducir, seguro, y sople aquí por favor hasta contar 7. Le digo que de alcohol llevo menos que cero, pero que si me mide el cansancio le reviento el aparatito. La tontería le provocó un amago de sonrisa. Pues eso, 0,0 en las venas, y a casa, que mañana vuelvo a bailar con suecos. Y en tacones.

Martes 18 de septiembre
Querido diario:


Hoy he podido dormir un poquito más. Si bien tuve unas pesadillas horribles en las que el catering del desayuno y el de la comida eran iguales: ensaladas. Y yo me desesperaba porque cómo iba yo a servirles ensaladas de desayuno a todos esos señores importantes que venían hoy a admirar las preciosas vistas de la oficina.

A las 7:45 clavadas ahí estaba yo, esperando por mis señores importantes.

Y hoy he aprendido más cosas:

- Los señores importantes no desayunan. No comen en el desayuno, quiero decir (¿Se alimentarán de poesía, de humo, de fantasías, de billetitos verdes?)
- Los suecos se quitan los zapatos al entrar a la oficina. Ponen los pies sobre la mesa. Invaden los despachos de la gente que no está y los dejan perdidos de latas de coca cola. Definitivamente, los suecos no piden permiso. Ni se disculpan.
- Los zumos de melocotón dejan el suelo ideal para atraer a un enjambre de abejas y que se queden pegadas varios días.
- Comer porquerías, diferentes a las del día anterior pero porquerías al fin, no le va nada bien a mi barriga. Por muy buenos que estén los bombones de chocolate o el bizcocho de cumpleaños de Conchi.

Y, de una vez por todas, ya estoy harta de las gracietas que me infringe mi cerebro. Que va y se presenta él solito al señor más importante, que en este caso era una señora, dando mi nombre y el nombre de la empresa en la que ¡no trabajo desde hace tres años! La cara de la mujer, un poema (Belga, para el caso)


Miércoles 19 de septiembre
Querido diario:


Vuelta a entrar temprano y salir tarde. La oficina empieza a parecer mi casa. Lo bueno es que de tanto catering que pido y que los señores importantes no comen (porque ya sabemos que los señores importantes no comen) me estoy ahorrando una pasta.

Hoy incorporo nuevos descubrimientos a mi cerebrito:

- Los suecos se pierden para hacer 4 calles en línea recta y con un mapa en la mano.
- El famoso 7 Portes de Barcelona ya no es lo que era, a juzgar por las caras de los señores importantes al preguntarles por la cena del martes a la noche.
- Gaudí sigue teniendo gancho. La Pedrera, la Sagrada Familia, el parque Güell. Les brillan los ojos al oír estas palabras. Por supuesto, de Barcelona sólo quieren visitar Gaudi things.
- Puedo hablar francés sin que me cruja el cerebro, cosa que me pasa con el inglés.

Mañana, grupo nuevo. Venga, a seguir madrugando que el despertador está espitoso.

Jueves 20 de septiembre
Querido diario:


Hoy, pase lo que pase con los suecos, los belgas y los vascos, me largo a jugar vóley a Castelldefels con mi churri y sus colegas de curro. Salgo de casa con el bikini en el bolso, y ensayando el tipo de cara de pena que enseñaré a mi jefa para que me deje salir a mi hora.

El grupo nuevo se comporta. Los de aquí, como siempre, dando ejemplo: media hora tarde y silbando. Los 2 suecos que quedan empiezan a dar muestras de ser personas. Sonríen, piden por favor, dicen gracias, van calzados por la oficina y ponen The girl from Ipanema en el portátil para dar ambiente en las pausas.... Vaya, tendré que empezar a pensar en los suecos como gente normal. Con lo que me jode.

Putada. Esta mañana, con las prisas, he cerrado las 2 cerraduras de la puerta cuando la chica que nos viene a limpiar (eyyyyyyyy, esto sí que es noticia) sólo tiene 1 llave. Pues nada, no hay misión imposible para Miss Supercat que se monta en su veloz Scarabbeo y en 20 minutos le abre la puerta a Paola con una sonrisa de mil disculpas. 25 minutos más, y de vuelta al trabajo. Mierda, no sé si podré largarme a las 18 para ir a la playita, incentivo básico para este jueves de esta semana que me está agotando como ninguna.

Son las 18:10 y decido, por mí misma y sin consultar con nadie, que me largo a la playa. Eso sí, el viaje hasta la playa constará de: ciclomotor hasta Sants, tren hasta Castelldefels y taxi a la playa. Hora y pico. Pero llego (no hay misión imposible para Miss Supercat), hago 2 juegos y a la terraza a por cervecitas.

Fin del jueves.

¿Enseñanzas de hoy?

- Los suecos se ríen y les gusta la música brasileña
- Tengo que cambiar mi 49CC por una moto que me permita circular por rondas y llegar a Castelldefels, por ejemplo.
- El otoño ha llegado, por más que nos empeñemos en alargar la primavera.

Viernes 21 de septiembre
Querido diario:


Los suecos que quedan, los simpáticos, están ya casi del todo españolizados. Ayer a la noche llegaron tarde a la cena, prevista a las 20:30. Todos los de aquí esperándoles, cosa inaudita.
Eso sí, el Barceloneta no me falló. Había que ver con qué caras de satisfacción me relataban qué estupendo arroz caldoso se habían zampado.

Último día de la semana, final de mi semana de anfitriona. Desayunan, comen, y se largan.
Bueno, lo de comer es un decir. Sobra comida como para 20. Estoy empezando a dudar de la capacidad de cálculo de la empresa de catering. Sean suecos, franceses, ingleses, sudafricanos, belgas, vascos, catalanes o maños, ¡siempre sobra!
Mis compañeros me adoran al mismo nivel de lo que se están ahorrando esta semana en comidas. Ya sé cómo ser popular: llevarles comida (es que son como perros)

Como colofón de fiesta, acabado el curso, los suecos van recogiendo las mesas al son de la música discotequera que lleva uno en el portátil. El mismo uno que decide que el lugar ideal para cambiarse de ropa es la misma sala. Le sorprendo revoleando americana y camisa al viento. Friday afternoon feever le digo. Asiente.

Y se largan.

Y vuelve la paz empezando ya el fin de semana. Esa es la principal enseñanza del día: las semanas laborales, por muy pesadas que sean, acaban.

Mañana me espera otro día de madrugón, pero para irme al Priorato de visita y cata.

Testimonio de un sábado etílico

3 comentarios:

La estatua del jardín botánico dijo...

Después de leer esto prometo no quejarme de mi horario nunca más. Palabra de estatua.

Anónimo dijo...

hola supergata, acabo de descubrir tu blog y me parece buenísimo. además de escribir con un estilo impecable, posees la capacidad de ser ingeniosa y divertida a la hora de narrar un acontecimiento aparentemente vanal. y eso no es nada fácil.
¿no has pensado alguna vez escribir un libro?

en fin, saludos desde madrid

pd: a mí tb me encanta benítez reyes, el mejor escritor de este país.

Lagata dijo...

Estatua, perdona la demora en la respuesta. No soy una ingrata con mis fans ("fans": jijiji). Falta de conexión a internet y sobre carga de curro. En fin, que gracias por seguir aquí, y espero que no te tengas que encontrar nunca con jornadas laborales como la de esa semana. Aunque no sé si lo cambiaría por enfrentarme a una horda de adolescentes hormonados....

Anónimo, muchas gracias por tus halagos. Me sonrojo hasta las punta de los bigotillos ;-)
¿Libro? No, no tendría paciencia. Un libro son muchas hojas. Y una hoja muchas frases. Y una frase......etc etc etc.
Llevo un tiempo intentando acabar el último de nuestro amigo poeta del sur, pero no hay manera. No sé si es falta de tiempo o que le falta algo de la chispa que tenían los anteriores. ¿Lo has leído?

Besos!!!!