18 diciembre 2006

Reflexiones de una voyeur con jamón

Cuando las circunstancias te obligan a esperar a alguien en un bar, en dicho bar no hay periódicos y lo único que llevas en la mochila son unos cuantos regalos no legibles, te dedicas a mirar al personal. Porque no queda más remedio. Y porque además eres una voyeur.

Resultado de haber sido muy expeditiva a la hora de comprar obsequios, tengo unos buenos 45’ para disfrutar de mi cafecito a 1,80 euros, y de mirar a la gente, un domingo de diciembre en el Zurich. Para quien no sea de Barcelona o zona de influencia, uno de los bares más clásicos de la ciudad, redivivo luego de haber sido pasto de bulldozers y reconstruido como parte de una galería comercial. En su terraza se dan la mano guiris en busca de descanso para sus pies agotados, parejas sesentañeras de las de toda la vida, y hasta un par de gafapastis que pasaban por allá.

Hoy la terraza luce poca gente. El frío aprieta. Incluso en el interior, donde no oso quitarme el abrigo.

En diagonal, atravesando Plaça Catalunya, está el Corte Inglés, famoso templo densamente visitado, en épocas navideñas o no. Pero en medio, delante de mis narices, una mesa aloja a una pareja de amigas entradas y pasadas en años, de las de gafas con cadenilla y foulard colorido que no pega con la ropa. Aunque eso no sería lo que hace que no pueda apartar la vista de una de ellas. No. Son sus cejas. Sus no-cejas, para ser más claros. Nunca entenderé esa manía de depilarse las cejas, para pintarse encima con delineador o simple rotulador, una línea curva ascendente y descendente . Supongo que te entra cuando te atacan las canas, tiñendo de blanco vellos y cabellos. Para mí, no deja de ser una impostura hilarante, como el bigote de Groucho Marx.

A mi izquierda hay un grupo de señoras sorbedoras de chocolate deshecho, con tinte y peinado que denotan peluquería semanal. Las camisetas que portan lucen más brillos que todo el oro del Perú.

A mi derecha, un matrimonio mayor. Mayormente aburridos. Sólo han abierto la boca para pedir un café con leche ella, y un café solo él. Les observo y compruebo cómo, el paso de los años, hace que las parejas se vayan pareciendo (¿a la misma velocidad que crece el tedio?) Este par tiene la misma nariz. Son bajitos. Estilo regordete sobre pies pequeños. Milagros del equilibrio.

Mientras escribo, las amigas amantes de la depilación cejil se han marchado. En su lugar, un hombre de barba blanca, modelo Hemingway pero con chubasquero marca Tribord, toma café en compañía de una mujer que bien podría ser la suya propia. Ella tampoco se ha quitado el abrigo. Ni el abrigo ni el bolso, que lleva cruzado por delante y que sujeta firmemente con una mano. Tampoco entenderé nunca cómo se puede tomar tranquilamente un café con la mano aferrada a un bolso que además tienes cruzado haciendo presión en el intermedio tetil.

Confirmado: Hemingway, además de comprar en Decathlon, es el marido de la que teme perder el bolso: llevan el mismo anillo en el anular, el derecho de él, el izquierdo de ella. Y yo me pregunto ¿En qué mano se lleva el anillo de matrimonio? Y no hallo respuesta.

Observo sin pudor la camiseta estampada de leopardo de una de las vecinas adoratrices del chocolate. El diseñador del horror estará satisfecho, incluso habrá muerto feliz luego de parir semejante contaminación visual: brazos de leopardo, torso de flores en tonos verdes, ribeteadas de lentejuelas doradas. Pienso que alguna gente diseña para vengarse del mundo. Y lo peor de todo es que otra gente va, lo paga y se lo calza. Es triste: a determinada edad, las mujeres comienzan a depilarse las cejas y a vestir modelitos estampados estilo fauna salvaje. Y con doraduras por doquier.

Pienso también que debería de haberme traído algo para leer.

Pienso.....

Pienso que me voy al verano en unos días. Que pasaré las fiestas en el culo del mundo, comiendo turrón a 35º y poniéndome ciega con la mejor carne del mundo asada por el mejor asador del mundo: mi padre. Y pienso que le debo mucho a mi sexto sentido que me aconsejó no comprarle billete a Air Madrid. Y que este 2006 ha sido un poco mejor que el 2005 (no hacía falta mucho para mejorarlo). Que conocí a alguna gente fantástica. Que vencí mis temores de pato disléxico y me lancé a tomar clases de tango. Que me da igual si me quieren poquito o mucho, mientras yo siga queriendo. Que Marcos sigue en el hospital, pero que está con nosotros cada día. Que he vuelto a descubrir el gusto por la escritura gracias a esta web. Al dueño de la web. Que no hay nada mejor que un buen vinito compartido. Y que el 2007, el 2007.... tendrá que ser aún mejor. Digo yo.

PD: esta semana me han hecho la feliz más mujer del mundo (o la mujer más feliz del mundo) Además de un lote buenísimo que nos ha dado la empresa, por primera vez en toda mi vida, alguien me ha regalado............un JAMÓN. Casi lloro de la emoción. Ahora tendré que ver cómo hago para cortarlo. (Aunque esto no será difícil, me surgirán pretendientes por todas las esquinas)

Dicho lo dicho, suenen saxos, violas y charangos: ¡¡¡feliz lote y feliz lotería, amigos!!! Que es lo que nos hace ilusión por estas fechas. Y que si a alguien le toca la suerte, que comparta su felicidad. Conmigo por ejemplo, que la felicidad se multiplica cuando es compartida.

¡¡Bienvenido el 2007, a disfrutarlo!!

14 diciembre 2006

Triste es pedir pero más triste es ligar por internet

Hace un tiempo, afectada por una ruptura reciente, la pérdida de mi madre, y la súbita atracción que había empezado a sentir por un compañero de trabajo casado y con niños, decidí dar un giro a mi vida. Sentimental, digo. Más que nada, un giro en la estrategia de ligoteo. No más bares. No más salidas con los colegas del curro. No más amigos de amigos de amigos. Nada de eso.

El mundo se ha vuelto virtual y lo ha invadido todo. Hasta conocer a naranjas que busquen, aparentemente, lo mismo que tú. Así que yo, borriquito como tú, tururú, me apunté a un servicio de esos que te “ayudan” a encontrar al príncipe o princesa que, según todos los creativos de la web en cuestión, te está esperando delante de una pantalla...(en alguna oscura habitación, con una mano en el teclado, y la otra Dios sabe dónde)
No, no soy yo, pero me parezco. Por las gafas, digo.

Bienvenidos a la era digital.

En apenas 7 días (oferta de prueba gratis, ya que no pensaba pagar para contactar con nadie), conocí virtualmente a varios tipos. Que valieran la pena conocer, poquitos. Poquísimos. Y menos aún después de haber quedado con alguno de los supuestos valedores de la pena.

Meses más tarde, una tarde aburrida en casa, gracias a otra oferta de 3 días gratis, decidí volver a activar mi búsqueda. Y, aparte de conocer a un caso perdido y a un chico majo, tuve un encuentro cercano con un cierto personaje.

Lo que sigue es lo que hubo. Real hasta en la mínima coma.

5 de agosto, 13:39 hs.
Recibo un guiño virtual de alguien que quiere conocerme. Antes de responder, entro en su perfil para saber quién está interesado en mí. En la ficha, sin foto con qué juzgar (yo soy así de superficial), el tipo se presenta y expone lo que anda buscando:

43 años. Hombre. Barcelona. Buscando: mujeres 35 a 45
Anárquico, serio, irónico y con ganas de volver a intentarlo. Ex- progre de los ochenta pasado al gusto por las marcas (lo confieso) y a las veladas en casita.
Sobre todo, que hayas superado, por fin, la adolescencia emocional (y la otra, claro). Por lo demás, guapita de cara, sensible, inteligente y reacia a ver la tele.
Esas cosas deberían decirlas los demás. De todos modos, creo que mi imagen se compadece poco con mi visión del mundo: soy bastante más conservador que mis tejanos rotos.

Si bien el perfil no acababa de apasionarme, había aprendido que las letras muchas veces dicen bien poco de las personas. Así que, como una es de natural educada, le envío un mensaje de agradecimiento. Tras lo cual, se sucede un diálogo virtual en el transcurso de 1 hora, de un sábado caluroso de agosto.

13:45 - Servidora
Soy reacia a ver la tele (de hecho creo que se va a suicidar: Hace 3 meses que nadie le hace caso), guapita de cara no sé. Pero al menos educada como para dar las gracias por el envío de algo tan sencillo como un guiño ;-) Besos.

13:45 - Tipo en cuestión
¿Aceptas citas a ciegas para tomar cafeses?

14:01- Servidora
Bueno, no del todo a ciegas...Antes preferiría intercambiar algún mail. ¿Y si resulta que nos caemos fatal por escrito? ¿Cómo aguantaríamos face to face con un café de por medio?

14:05 - Tipo en cuestión
Qué debería hacer, pensar o aparentar para caerte fatal?

14:09 - Servidora
No sé, chico, pero eso de quedar así sin saber ni siquiera si el tipo en cuestión sabe poner las comas en su sitio... ( ;-) ) O si resulta que le van las chanclas con calcetines. O adora el agropop. O su grupo favorito es La oreja de Van Gogh. O no puede dormir sin antes leer unos versículos de la biblia. O quizás sea un forofo de los reality shows. Ves como hay cosas....

14:14 - Tipo en cuestión
¿Me has detectado algún problema con las comas?

14:18 - Tipo en cuestión
Es que soy escritor profesional, y por eso no me gusta trabajar gratis.

14:18 - Servidora
Ja. Y yo Scarlett Johanson.

14:24 - Tipo en cuestión
Es una profesión de muertos de hambre, no sé por qué os impresiona tanto a los de fuera del oficio. En fin, ¿qué más quieres saber sobre el tipo en cuestión?

14:26 - Servidora
No me impresiona. Mi padre es periodista. Conozco el ambiente plumilla. Y por eso mismo que un tipo que escribe se limite a juntar 5 palabras a la hora de intentar una cita, me parece raro.

14:36 - Tipo en cuestión
Oye, ¿te has fijado en la tabla de la izquierda? ¡Te encajo en absolutamente todo, menos en el asunto de los bichos de compañía!

14:40 - Servidora
...eso es porque tú no pides nada ;-) Así claro que va a coincidir. Por cierto, oportuno giro a 90º

14:50 - Tipo en cuestión
Bueno, que también exista alguna probabilidad de no tengamos absolutamente nada en común, tampoco me deja indiferente. Por lo demás, puedes sumar a las virtudes que ya me has adivinado el que soy uno de los fachas oficiales de la prensa catalana.

14:52 - Tipo en cuestión
99 999 99 99 (no sería acertado publicarle el teléfono, sólo era un ligón buscando rollete para el sábado noche...facha, vale, pero entre los ligones tiene que haber de todo)

15:00 - Servidora
???????????????????????????????????????????????????????????

15:04 - Tipo en cuestión
El "Asunto" no era el código de una cuenta secreta en Suiza, sino mi número de teléfono, 99 999 99 99

15:02 - Servidora
xxxxarrobaxxxxxxpuntoes me estoy yendo a la playa (tampoco me apetece publicar mi e-mail, en otra ocasión, tal vez, cuando vuelva a la caza y captura de naranjas...)

Y me fui a la playa. Y no tuve más noticias de este sujeto hasta 3 días más tarde. Imagino que el rollete conseguido para el sábado no le había acabado de cuajar, y por eso intentó volver a la carga.

8 de agosto, 10:25 - Tipo en cuestión
¿Lo nuestro terminó? Eooo! ¿Estás ahí?

No, no estaba. Ni siquiera había sentido la mínima pulsión de llamarle. Quizás aborté de cuajo una estupenda oportunidad de enrollarme con alguien y explotarlo luego en los tomates adecuados.

Lo que está claro es que hay millones de tipos en el mundo. Y no sé por qué extraña razón, atraigo a los ejemplares más bizarros.

06 diciembre 2006

¡¡¡No al intrusismo laboral!!!

Vaya semanitas de agotamiento. Mental.

Nunca se me dieron bien las cuestiones contables, incluso fue la peor nota de todo mi historial estudiantil.


Contabilidad, en 3 año del secundario (desconozco cómo traducir eso al español de España, ¿2º de BUP, 1 de ESO?), fue la gran vergüenza que aún acarreo. Tiempo por interés por noséqué dividido por unidad de tiempo, y trabalenguas similares que había que aprender, y que jamás me interesaron porque contar dinero no era mi vocación.

Algunas veces me pregunto por qué mi formación secundaria fue tan completa, para finalmente llegar a no saber casi nada de nada. A mí me tocó, luego de superar un examen de ingreso para un colegio público, estudiar 2 idiomas extranjeros (inglés e italiano en mi caso, latín y francés en otros) Teníamos física, química, dibujo, biología, psicología, lógica y filosofía, además de las consabidas matemáticas, historia, geografía, música, lengua y literatura. Y encima, en 3º, nos metían Contabilidad con calzador.

Entonces me sumerjo en el túnel del tiempo y aparezco unos cuántos años más tarde, como responsable de facturación d
e todo un congreso con 1500 asistentes. Too much.

Así que me he pasado 2 semanas a full facturando, buscando descuadres, haciendo abonos y sumando y restando IVA’s. Yo, del departamento de marketing....


Estuve al borde de lanzarme en picado por la ventana de la oficina, pero los malditos edificios inteligentes son tan listos que evitan las tentaciones suicidas impidiendo que las ventanas se puedan abrir, y con unos cristales que ni el increíble Hulk podría traspasar.

Pensé también en intentar ser abducida, pero como no soy muy dada a esoterismos, los extraterrestres pasan de mí. Y no sé si funcionaría de la misma manera si te abduce el vecino, por un decir (el mío igual podría, que va hasta el culo de maría y se le queda una mirada de zombi que pasaría por habitante de Neptuno)


Pero nada, no habiendo resultado efectiva ni siquiera mi cara de penita, me enclaustré en mi silla hasta encontrar los 15.000€ de descuadre (una nadería)

Y puedo asegurar y aseguro que no le deseo esta pesadilla a nadie. A nadie que no haya estudiado algo mínimamente relacionado con la contabilidad o la auditoría. Porque a los contables/auditores seguro que les mola buscar descuadres. Es más: los desean ávidamente, disfrutan con ellos.


Pero como no todo van a ser penas, sobrecargas de trabajo y descuadres financieros, aquí les presento el regalo que nos han hecho en la empresa como agradecimiento por nuestra contribución al éxito del congreso:

No sé que decir. Bueno, sí supe. Dije “gracias, no hacía falta”. Y de hecho no, no la hacía...

PD: pero como es de bien nacido ser agradecido, y en honor y loor a la verdad verdadera, expongo: también nos han dado 3 días de vacaciones y algo de dinerillo como compensación a los servicios prestados, que no todo va a ser DKNY ideal para cincuentonas.

21 noviembre 2006

Todas las azafatas van al cielo (pero en la tierra son un infierno)

Si no existieran los congresos, alguien debería inventarlos.

Se divierte mucho la gente en esos sitios.
Por empezar, esos días no van a trabajar. Comen que da gusto. Se encuentran con colegas para comparar logros y ligues. Y se van a dormir más contentos que un gato con su ovillo.

Pero, ¿qué sería de un congreso sin las Azafatas, esos adorables seres de uniforme y con perenne dolor de pies? Esos adorables seres....

Para este congreso en concreto, en el sorteo de la bonoloto, me tocó la responsabilidad del mostrador de inscripciones (nada menos que 1.500 escaqueados de sus labores cotidianas), del servicio de guardería (no, no era yo la de la nariz de payaso, sólo tuve que organizarlo), y del fantástico mundo de luz y de color de las azafatas.

Y después de todo eso, cada día irme a dormir al hotel Rey Juan Carlos I. Con tanto dorado y azul, moqueta y papel pintado, por poco muero de kitschitis, una nueva enfermedad apenas estudiada, que viene a ser como el síndrome de Stendhal, pero al revés. Te ataca cuando te rodean cosas horribles

Pase que el mando de la tele no funcionara. Pase que el secador de pelo tampoco, que el papel de la pared tuviera algún arrancón. Incluso que te cobren un mísero bikini a 15€. Pero que te dé la bienvenida a tu habitación esta maravilla del diseño, no por favor, antes Ágata Ruiz de la Prada!!!

Las azafatas....

Lamentablemente, caballeros, no tengo fotos de ninguna de ellas. Lástima, monísimas estarían algunas de ellas como diana de dardos.

En mis tiempos mozos y de horarios universitarios permisivos, me saqué buenos dinerillos gracias a la labor de aguantar de pie varias horas sobre tacones imposibles, sonreír a todo el que pasara a mi lado, informar de chorradas, y vestir uniformes ridículos. Te ponían en una puerta a decir buenas tardes, y tú lo hacías, no te preguntabas por qué ni para qué, ni filosofabas al respecto.

Pero de repente el mundo cambió y yo no me había dado cuenta.


Jueves, segundo día de congreso, 12 del mediodía, servidora en el mostrador de información, con cola de clientes delante:

Azafata V: (colándose en la fila de clientes): Perdona, pero necesito un café.
Servidora: Luego lo vemos, pero ahora mismo no puedo ocuparme de eso.
Azafata V: Tú siempre estás a la defensiva, yo sólo pedía un café, llevo 4 horas de pie, me merezco un café, pero está bien, si no puede ser, yo no quiero discutir, sólo quiero tomarme tranquilamente un café y veo que por aquí hay malas vibraciones, las malas vibraciones vienen cuando...
Servidora (pensando que dónde estará la cámara oculta): luego lo miramos, que ahora no puedo, ¿vale?

Viernes, tercer día de congreso, servidora se acerca al mostrador de acreditaciones porque le han comentado que hay mal rollo entre las chicas (entre las azafatas y las chicas de mi empresa que están haciendo el mismo el trabajo detrás del mostrador):

Servidora (con la mejor de las paciencias): ¿Qué pasa?
Azafata L
: El problema es que hay chicas que no saben decir bien las cosas.

Servidora:
¿Por ejemplo?

Azafata L:
Pues una me ha dicho que no entrego bien la documentación, y que no sonrío al cliente, cuando yo sé hacer muy bien mi trabajo. Lo que pasa es que hay gente frustrada que vuelca su frustración en los demás.

Servidora: ¿?
Azafata L:
Mira, yo tengo un master y hablo 5 idiomas, y sé hacer mi trabajo muy bien, pero si viene una compañera tuya y me dice que no hago bien mi trabajo, entonces me voy, porque por 5 euros la hora, no tengo por qué aguantar a nadie. Sabes, yo hablo 5 idiomas, y tengo un master, y hay gente frustrada que se dedica a amargar a los demás, y...

Servidora: Mira, pues te aguantas, a mí mi jefa algunas veces me dice cosas fuera de tono, y me aguanto.
Azafata L:
Pero es que ellas se creen que hay clases, y yo tengo un master y...

Servidora: Mira, se trata de entregar una documentación y nada más, ¿vale? No le demos más vueltas, que hay trabajo.
Azafata L: Lo que pasa es que es muy triste, el mundo tiene frustración y... (Servidora pone pies en polvorosa y desaparece, antes de hacerle comer su frustración en forma de grapadora)

Sábado, cuarto día de congreso, entre multitud de gente, en medio del hall:

Azafata R: Me duelen los pies, ¿No puedes ponerme en un sitio donde esté sentada, o que me pueda quitar los zapatos?

Azafata L:
Tengo hambre ¿podemos ir a comer?

Azafata V:
¿Hay café?

Azafata T:
¿Puedo ir a guardarropía? Es que llevo un rato de pie, y allí me puedo sentar

Azafata R: ¡¡¡Me duelen los pies!!!
Servidora (que es una blandengue, y lo sabe, y cada día se fustiga por ello, en lugar de cometer un asesinato en serie) pone su mejor cara y dice: Vamos a ver de solucionarlo.

Ya sé que es tarde, pero lo digo igual, porque sino reviento: ¡iros todas a la mierda, con vuestros idiomas, vuestros zapatitos, vuestras frustraciones y vuestro café! Y en el próximo congreso, me ocuparé de regar las plantas.

PD: porque si no lo digo, reviento también. Lo mejor del encierro, mi compañero de mostrador, el del software de las inscripciones. Un mister América de Florida, fornido, simpático, macizorro y altísimo. Durante 4 días, fui la envidia cochina de todas mis compañeras.

Si sabía el jodío que estaba buenísimo que para mostrarme las, según él, mejores gafas de natación que hay en el mundo (Barracuda), me enseñó unas fotos suyas en las piscinas Picornell, donde lo que menos se veía eran las dichosas barracudas...

07 noviembre 2006

Existencialidad de un corte de pelo

El sábado pasado, para celebrar que me dieron el alta, me fui a la peluquería. Y también porque andaba necesitando una poda con carácter de urgente.

La peluquera que se encarga de mi estilo (¡toma ya!) desde hace casi 10 años no estaba. Y no por placer, no. La pobre recibió la embestida de un hijoputa en su pierna izquierda mientras iba en su Honda 500 camino de Cunit, por las curvas del Garraf. Carretera jodida donde las haya. El tipo del coche se fue tan pancho, y a mi peluquera le quedan por delante 6 meses de durísima rehabilitación. Por suerte su novio, que iba de paquete, salió ileso y podrá cuidar de ella. Además de darme pena y bronca a partes iguales, eché de menos nuestra conversación sobre cine y viajes, que ya casi es rito cada 2 ó 3 meses. Y claro, su mano maestra para con mi pelo. Me cortó su socia en la pelu, que es un encanto de chica, pero claro, no es lo mismo (al final va a ser que hasta en esto soy más fiel que un perro)

La cuestión es que me pasé el sábado escrutándome en cada cosa medianamente reflejable. Escaparate por el que pasaba, escaparate en el que me miraba y remiraba de perfil, intentando adivinarme en este pelo corto que me han dejado, y que se me hace tan extraño. Y no porque no lo hubiera llevado nunca corto, incluso cortísimo. O largo e incluso larguísimo. Sino que me veo rara. No sé. Igual se me ven más las arrugas, esta cara de zombie que se me quedó luego de 2 semanas de estado febril, o las gafas de pasta tan negras y grandotas que me he comprado para que resistan el metesaca en el casco. No me veía nada bien.


Y así acabé el sábado, dudando sobre mi yo, mi superyo, mi ego y mi alter ego, y con manifiestas dudas acerca de mi identidad. ¿Quién esa tía que me mira desde el espejo, tan seriota ella?


Yo también quiero ser así de mona: así de rubia o así de ricitos morenos (ya que la madre o el padre naturaleza no me benefició con los genes rubios ojiverdes de mi abuela polaca)

Así que el domingo intenté aclarar el asunto con un amigo que, inocente frente a los traumas existenciales que me atenazaban, se pasó por casa con una pizza para comer y Pulp Fiction para disfrutar (¿Cómo pude vivir yo hasta hoy sin haberla visto? Me tragaré mi certificado de cinéfila, frito con cebolletas y bolets, que para algo es temporada)

Amigo (me mira medio de perfil)
Yo (que pienso que está pensando que menuda mierda me han hecho con el pelo, y arremeto): No te gusta el corte, ¿no?
Amigo: No, si te queda muy bien
Yo: Pero no me habías dicho nada hasta ahora, eso quiere decir que no te gusta, porque si te hubiera gustado, me lo hubieras dicho al pasar por la puerta y decir hola. Amigo: ¿?
Yo: No te gusta...
Amigo: Yo no he dicho eso. Te queda muy bien.
Yo: Pero no te gusta
Amigo: Sí que me gusta.
Yo: ¿De verdad?
Amigo (que no me manda a la mierda porque aún queda media peli, y el ya la vio, pero yo no, y no quedaría bien que se llevara el portátil y la peli por una córtame de aquí esos pelos, con gesto de infinita paciencia) Siiiiiiiiiiiiiiiiiii.
Yo (pensando menudo mentiroso, si está visto que lo que me han dejado es una mierda): Vaaaaaale, pues seré yo (no me extraña que no tenga muchos amigos, peazo tía paliza que puedo llegar a ser)

Hoy, luego de 2 semanas de vegetar en casa, volví al curro. Y todo el que pasaba me decía: ¡te has cortado el pelo, te queda guay! o ¡me gusta más así! o ¡si ya lo decía yo, que te queda mejor el pelo corto!

Yo creo que, en el fondo, se alegraban tanto de verme aparecer y de que les quitara de encima todo el trabajo que se tuvieron que comer en mi ausencia, que aunque hubiera vuelto con estas pintas, me hubieran dicho lo mismo.

(Ayyy padrecito, ayyyyyy madrecita, ¿por qué me habéis hecho así de cabezota?)

02 noviembre 2006

Mujeres desesperadas: las brujas de Blair

Hace algunos años tenía yo 23.

Mi novio, por el que me había quedado en un país que no era el mío, luego de 2 años de convivencia, decidió enamorarse de otra.

Pasé una de las depresiones más gordas que recuerde. No tenía trabajo, no tenía familia cerca, no tenía piso.

Pero tenía 23 años.

Así que me apunté al campo de deportes de la Universidad, encontré trabajo, conseguí una habitación en un piso compartido, y me largué.

El trabajo, vendiendo tarjetas de cliente VIP (y gilipollas) para la cadena Meliá, era sólo de mañanas, así que tenía todas las tardes para disfrutar de mi libertad. Era verano. Iba a la piscina cada día, me apunté a clases de tenis, y me dediqué a tomar el sol. Gracias a una apuesta que hice con una compañera, me ligué al socorrista. Y a vivir.

Un día, esta chica, unos treintaytantos, me invita a tomar unas tapas con un par de amigas suyas, todas de su misma quinta.

Lo recuerdo como si hubiera sido este mediodía.

3 treintañeras amargadas despotricando contra los hombres, esos seres hijosdeputa que les hacían la vida imposible.

Estábamos en la terraza del Tapas Bar de Paseo de Gracia/Consejo de Ciento.

Cuánto más largaban las amargadas, más se me iba atragantando la ensaladilla. En un momento no pude más y reventé.

-¿Pero cómo os atrevéis a despotricar así, si estáis desesperadas por pillar algo? ¡Y si estáis siempre así, es lógico que huyan de vosotras! ¡No podéis hablar de machismo si estáis haciendo lo mismo al revés! ¡Somos lo mismo, hombres y mujeres: humanos!

Buf. De repente sentí 3 pares de ojos sobre mi cabeza, que llegaban a donde sus puños, por estar en un sitio público, no era aconsejable que llegaran.

Me levanté de mi silla. Dejé sobre la mesa las pesetas correspondientes a mi consumición, y desaparecí.

Al día siguiente, mi amiga me giró la cabeza, y ya no volvimos a compartir clase de tenis ni apuestas de ligoteo.

Me juré entonces que nunca caería en ese lamentable espectáculo de espumarajos y resentimiento, en el fondo impotencia y desesperación.

Bien. Ahora me han llegado los treintaytantos. Ha llovido (y granizado, y huracaneado) mucho desde entonces. Me han vuelto a plantar con razones o sin ellas en varias ocasiones. Pero a mí....me siguen gustando los hombres. No he conseguido odiarlos, a pesar de los esfuerzos de mas de uno y más de dos.

No hay nada que me guste más que las manos de un chico (mejor si es el mío), acariciándome entre las orejitas. Bueno, sí, ganarle al Scrabble o al Trivial (y otras cosas que no diré, por si hay menores leyendo)

Amigos, aprovecho para presentarles al nuevo habitante de mi casa. A partir de ahora, nadie me moverá del salón. Me quedaré ronroneando sobre esta maravilla del progreso hasta que este señor le dé al botoncito. O hasta que me den el alta (cosas de ser el primer sofá en la vida de una):

30 octubre 2006

Hombres desesperados o mujeres enamoradas? Cómo me ponen tus genes!!!

Aprovechando mi baja y que no tengo que madrugar para ir al curro, le estoy volviendo a encontrar la gracia a esto de mirar la tele. Alguna veces te encuentras con cosas que te hacen algo de gracia.

Ayer veía un documental en Localia que intentaba explicar de una manera ameno-científica por qué nos atrae más una persona que otra. No es la voz. No es la inteligencia. No es el culo ni son las tetas. Son los genes.

Resulta que los humanos tendemos a sentirnos atraídos por la persona que tenga los genes menos parecidos a los propios.

Para demostrar esta teoría, una universidad de esas prestigiosas y rodeadas de jardines, ponía en marcha una prueba, un poco asquerosilla para los aprensivos o aquellos con el sentido del olfato muy desarrollado.

6 chicas tenían que usar una camiseta durante todo un día, sudarla bien sudada, para luego guardarla en un bote, cerrarlo bien, y meterlo en conserva en la nevera. Luego, el científico de turno de dicha prestigiosa universidad le hacía oler cada bote a un voluntario poco escrupuloso. Oler es poco: el tipo tenía que meter toda la nariz, por no decir media cara, dentro de cada bote, y cualificar cada uno de mayor a menor atractivo.

Lo curioso es que el tipo valoró como más atractivo la camisetabote cuya dueña compartía menos genes similares. Y viceversa.

Parece ser que el instinto de conservación, y de conseguir una descendencia sana y fuerte, nos empuja a desear a la persona cuyo mapa genético más se aleja del nuestro. Por eso nos atrae su olor. Ni Chaneles ni Armanis ni puñetas. Los genes.

Ahora: en la vida real, no me explico cómo la raza humana no se ha extinguido todavía.

Puesto que los machos humanos reconocen sentirse sexualmente atraídos por esto:


(por cortesía de Pauli)

Y pese a que una amiga insiste en inundar mi correo de fotitos como esta (ideal para decorar el espejo del baño de un bar de Diputación/Muntaner, por un decir):


(Noelia, no sé qué haremos contigo, niña)

Puedo decir sin miedo a equivocarme, que la mayoría de las hembras nos sentimos sexualmente más atraídas al leer esto que al ver una foto de un pectoral masculino (Hace algunos meses que alguien me lo escribió, y aún me estremezco cuando lo leo):

No quisiera entrar en sus sueños. No sin su permiso.
No quisiera entrar en el escenario de sus sueños. No sin su permiso
No quisiera…
Quiero.
Para qué engañarme. Para qué engañarla.
No sin su permiso.

¿En qué punto cardinal, con camisetas sudadas o sin ellas, confluyen ambos imaginarios?

18 octubre 2006

La soledad era esto

Cuando era pequeña y me ponía enferma, mi padre me traía un montón de cosas para leer. Me daba auténticas panzadas de picapiedras, autos locos, osos Yogui, mafaldas, Mark Twains y
una colección preciosa de leyendas del mundo que se titulaba Polydoro.

Mi madre se ocupaba de cocinar verdaderos manjares sencillos en forma de sopas, tartas de frutas, carnes al horno, que me traía amorosamente en bandejitas a la cama. Así que mis días enferma, por muchos grados de fiebre que tuviera, eran un festín. Pero cr

ecí, me desarrollé y me fui.

Ahora, de mayor, me pongo enferma y no tengo ni un triste comic en casa, ni un Tom Sawyer que venga a rescatarme como si fuera Becky. Mi nevera contiene pan congelado, yogures caducados, tomates arrugados, cerveza que no puedo tomar y un bote añejo de mayonesa. Vivo en un 4º piso con principal, sin ascensor, cosa que es ideal para no cruzarse con los vecinos e improvisar conversaciones tontas acerca del tiempo mientras el artilugio te deposita en tu piso. Pero no es nada recomendable cuando tienes 39º y pico de fiebre, las piernas hechas un flan y la nevera con nada comestible dentro.

(Objetivos para el próximo año: enseñar a mi gata a cocinar, o al menos que sepa bajar al Caprabo y volver con algo dignamente alimenticio)

Sólo me llaman los del trabajo (y por temas de ídem), y los emails que recibo o vienen de 12.000 kilómetros, o son de gente que no tengo el gusto de conocer que me ofrece acciones de empresas que tampoco tengo el gusto de, rolex de imitación o viagra para mejorar mi vida sexual (jajajaja).

¿Para ésto quería una llegar a ser adulta, ser libre, vivre sa vie y todas esas zarandajas?

Así que me da por tener pesadillas despierta.

Me entretengo en la cama pensando en cuánto tardaría un cuerpo en descomponerse y empezar a apestar. Cuánto tiempo tardarían los vecinos en darse cuenta que del 4º 2ª sale un olor desagradable. Cómo tirarían abajo la puerta los bomberos o quien sea que viniera. Si usan llave maestra o simple patadón.
Cosas de la fiebre, que no para de subir. Como el paracetamol no hace efecto, me tomo un nolotil, acompañado de medio myolastán, que tengo el cuello hecho una mierda desde hace unas semanas. (Debería ir al fisio a que me lo arreglara)

La combinación de drogas me sube al séptimo cielo en unos minutos. Me da por reír. Reír y sudar. Hasta que me quedo dormida, pensando que mañana (por hoy) será un día mejor o no será.

PD: he descubierto un blog con el que me entretenido buena parte de la mañana. No se lo pierdan. A mí me ha alegrado el día (es que una se conforma con poco)

04 octubre 2006

Hombres desesperados (1): Dra. Ochoa por una noche

Como contrapartida a la serie anterior, "Mujeres enamoradas", aquí daré a conocer los aspectos más sombríos del comportamiento masculino. O por qué dicen tomamos un café, cuando quieren decir follamos, nena?

Doctora Ochoa por una noche

Es la segunda vez que ligo yendo en moto. En 2 meses. Y eso que en las discos nunca me he comido nada.

La vez anterior que un tipo me entró de casco a casco con aquello de “te apetece ir a tomar algo” dije que no, era tarde y no me atraía mucho el plan dialogando-con-desconocidos.

Pero esta vez acepté, no eran más de las diez de la noche, y por qué no.

Nos instalamos en una terraza de la Rambla Catalunya. Puestos a ligar, mejor hacerlo en un sitio con alcurnia.

El tipo en cuestión resultó ser un pijo de mucho cuidado: rubiales, alto, piso propio en Francesc Macià, 26 cándidos añitos. Y más raro que una fresa con hueso. En media hora me contó su vida. Sus proyectos, sus experiencias con las drogas al más puro estilo walk on the wild side, sus incipientes técnicas de ligoteo. Y, viendo que en una hora de charla, del “tema” no se había hablado todavía, me soltó un “y de libido, ¿cómo vamos?” Frase que de por sí anula cualquier bajo instinto que pudieras tener.

Se quedó un poco trastocado cuando le dije que cómo pretendía ligar así, de forma tan directa. Y me pidió que le diera algunos consejos para, como el dijo “poner cachondas a las tías en un rato de charla de café, como tú me has puesto a mí” (sic)

Y allí, en la calle porque del bar nos habían echado ya, intenté improvisar un decálogo del ligue con éxito que le sirviera a los negados como él.

  1. Mostrarse interesado en ella, en lugar de hablar de uno mismo (que para algo la has invitado a un café, peazo zopenco)
  2. Jugar con la mirada y los silencios (pero sin ser un Jesús Quinteros, que agota)
  3. NUNCA mencionar el “tema” que nos interesa en la primera cita, sobre todo en la primera hora de charla (sólo cuando pagas por el servicio y quieres saber el precio)
  4. No hablar de temas comprometidos y/o fatigosos (el papa, Zapatero, el estatut, Dan Brown)
  5. No dar penita, tipo hace meses que no pillo, nadie me quiere, buaaaaaaa (puede hacer gracia, pero lo que es la libido, se deshace como la nieve)
  6. Tampoco fardar de todas las que te has tirado en el último mes, incluyendo posturas y detalles (y además sabes que es mentira, fantasma)
  7. Hacer que se sienta especial (decir: me gustan tus tetas no es hacerla sentirse especial, cacho bruto)
  8. Ser sutil

(me ha quedado un decálogo de 8, ¿será un octágolo?)

Luego de expuestos los consejos, se ve que al tipo no le quedaron claros, porque siguió insistiendo.

Empezó a abusar de frases estilo “seguro que haces así con los dedos (chasquido) y tienes todos los tíos que quieres a tus pies” (jajajajajaja, ya me gustaría) o "con sólo enseñar un poco las tetas, seguro que los pones a cien” (si fuera así, menudo problema, al no poder salir a la calle y dejarlas en casa para evitar indeseados calentamientos)

Y lo que me hizo desistir del todo fue la frase “Bueno, no pasa nada, los tíos siempre podemos recurrir a la ayuda de (gesto de sacudir la mano derecha dejando un espacio cilíndrico en el centro supuestamente equivalente al tamaño de su apéndice masculino) pero vosotras, vosotras lo de la masturbación qué...?

En fin, que me casqué el casco y adiós muy buenas. No era cuestión de tener una charla acerca de las prácticas onanistas femeninas, en medio de la Rambla Catalunya, a las tantas de la noche, con un desconocido futuro piloto de avión en lucha interior por cambiar su adicción a los 10 porros diarios por la de pillar cacho.

Lo que llegan a hacer algunos por mojar.....

Mujeres enamoradas (1): Cómeme el co()o, negro

Aquí comienza una serie de anécdotas, sacadas de la surreal vida misma. Son historias de amigas, de amigas de mis amigas, de mí misma alguna de ellas. Para que luego digan que las mujeres somos más listas. Sí, más listas que una acelga.

Cómeme el coño, negro

M. tiene una carrera exitosa, es de las mejores en su profesión.

Un día decide irse de vacaciones con unas amigas al caribe más salsero: Cuba.

Conoce a un cubano muy majo. Moreno, rastas, de profesión músico y estupendo ejemplar experimentado en artes amatorias. A partir de ese día, M. se separa de su grupo y se dedica a disfrutar como nunca.

Vuelve con sus amigas a Barcelona, y, después de darle muchas vueltas, M. decide que el cubano de las rastas y los placeres es el hombre de su vida. Regresa a Cuba. Esta vez, para casarse. Se casan. Vuelta a Barcelona con el trofeo en el avión.

M. lo instala en casa, le provee de llaves del piso y VISA. Pero su hombre ya no es el que era. Desaparece días, se va de fiesta por ahí. Ella va sabiendo de él siguiendo el rastro de los gastos de la VISA. Y lo peor.....lo peor es que de los placeres disfrutados en la isla, poco hay.

Cuando M. ya no sabe qué pensar, hablan claro.

M.: ¿Cómo es que ya no me ...(referido a cierta práctica sexual oral, ver título más arriba) como cuando estábamos allí?
Semental cubano: Es que no puedo M.: ¿Qué no puedes? Semental cubano: No M.: ¿Y por qué? ¿Ya no me quieres? ¿No te gusto? Semental cubano: Es que le hice una promesa a la virgen del cobre, y ya no puedo hacerlo. M.: (no sabe si reír, llorar, matar o suicidarse)

Hace más de un año que M. se divorció del pájaro. Desconozco si el tipo sigue fiel a su promesa, o le ha vuelto a coger el frenesí caribeño.

Lo que llegamos a hacer las mujeres por un poco de placer.....

20 septiembre 2006

La inexorable unicidad del ser (deseado)

Mi madre siempre me dijo que la Universidad era útil. Que había que ir a la Universidad. Yo le hice caso. Porque era mi madre, y a las madres se les hace caso.

Y mal no me fue.

Descubrí que el bar era el sitio más cómodo de todo el edificio. Hice amistades. De las normales y de las de tensión sexual. Leí unos cuantos libros. Me apliqué con el latín. Y aprendí qué es la unicidad.

La unicidad. Un concepto que me ha servido para entender mi supuestamente subconsciente atracción fatal por ciertos varones.

En mi vida me he sentido atraída con mayor o menor éxito por diferentes tipos de caballeros. Mis parejas han sido cada una bien diferente de la otra. Y siempre me había preguntado qué les veía yo, o si eran mis hormonas calenturientas que no distinguían y les daba igual gordo que delgado, alto que bajo, peludo que pelón, blanquecino que moreno, ojos oscuros que ojos claros, atlético que mullido. Y de verdad el asunto me preocupaba.

Hasta que llegó madame Marie-France Borot y su teoría de la Unicidad (l’Unicité)

Resulta que el poeta Beaudelaire, aquél de las flores del mal, había descubierto que le atraían un cierto tipo de mujeres. Bizcas. Y que ese rasgo se repetía en más de una.

Ajá.

Resulta que hay un rasgo, UNO, que es el que nos atrae indefectiblemente en todas nuestras parejas. Lo buscamos, sin ser muy conscientes de que exista.

Busquen, amigos. Hagan ustedes una lista. Columna izquierda: nombre de los/las niños/as de sus ojos que han tenido desde que sus hormonas tengan memoria. Columna derecha: rasgos reconocibles. Comparen. Y saquen sus propias conclusiones.

Yo saqué la mía. Y si se cumplía en aquel momento, se ha seguido cumpliendo con rigurosidad inexorable.

Mi unicidad es la voz. Todos, absolutamente todos los hombres por los que he suspirado a lo largo de mi vida poseían una voz a medio camino entre Leonard Cohen y Dietrich Fischer Dieskau. Claro que una sensual voz de barítono no es el único requisito. Por ejemplo: jamás me sentiría atraída por un Luis del Olmo (prefiero a su reemplazante en verano, mi buen amigo Jaume Segalés ;-))

Pero reconozco, y eso en muchos casos me ha dolido en el corazón, que si un tipo me enamora por sus cualidades mentales, sus atributos físicos y su gracia innata, si al abrir la boca le sale un gallito a lo Aznar, pues ya puede irse él y su gracia innata por donde han venido.

Nota aclaratoria absolutamente prescindible:

Como cronista seria y tal, he buscado referencias en el pozo de sabiduría que es wikipedia, y no he encontrado la unicidad que Mme. Borot nos contó. No importa. No dejaré que una wikipedia de tres al cuarto me estropee un buen post. Y menos aún la explicación de mi selección natural de compañía masculina. Pregunten sino a Jaime Lee Curtis, que en Un Pez Llamado Wanda se le mojaban hasta los calcetines cuando le hablaban en idiomas extranjeros. Como si a mí me hablara, pongamos por caso, Jeff Bridges.

04 septiembre 2006

A vueltas con el destino o lo esencial de carpear los diemes

Hasta ahora les había hablado de mis empleos bizarros. Hasta julio tuve uno que daría lo suyo para contar, de hecho tenía algún post medio escrito en la galera. Pero el que tengo ahora (y había tenido hace un par de años) es normal. Es decir: trabajo de 9 a 18 en una empresa seria, formal, con gente amable, hago lo que me gusta y cobro por ello. Nada que haga gracia para un post. Y maldita la gracia que me hace hoy tener que hablar de mi curro.

En realidad no de mi curro. De uno de mis jefes. Tengo dos: una jefa y un jefe. Una lleva marketing y el otro ventas. Personas humanas encantadoras.

Mi jefe tiene 41 años. Ayer salió a dar un paseo por la montaña en Castelldefels, donde reside. Volvió al mediodía a casa y se sintió mal. Vive solo. Su familia está lejos.

Llamó a la ambulancia porque notó que algo no iba bien. Mi jefe es un tipo sano, cordial, activo, la mar de simpático y buena persona. La ambulancia llegó con media hora de retraso. Para entonces el corazón le había dejado de funcionar y el cerebro no recibía oxígeno.

Ayer le operaron del corazón. La operación fue un éxito. La sangre volvió a circular por las arterias, el oxígeno a viajar por todo el cuerpo. Pero el pequeño, complicado e impredecible órgano llamado cerebro, no volvió a funcionar.

Y allí está, en Bellvitge. 41 años, deportista, no fumador, la mar de simpático, cordial, buen jefe, mejor persona. Entubado en una cama mientras los neurólogos no dan un duro por él.

Hoy apenas nadie ha trabajado. Muchos fueron a visitarle. Su familia más cercana llega del otro lado del charco esta noche.

Mientras tanto, yo me he propuesto algo: no volver a compadecerme de mi suerte. Porque tengo la mejor de ellas, que es estar viva. Además, salvo pequeños achaques propios de la edad, me encuentro en plena posesión de mis facultades físicas y mentales.

Y un algo más: ser cada día un poco mejor persona. Como lo es Marcos, como espero que lo pueda seguir siendo, a pesar de tanto neurólogo apocalíptico.

22 agosto 2006

Redacción. Tema: "Las vacaciones"

Este año las mías han sido cortitas. Esto pasa por haber cambiado de trabajo un 31 de julio, y gracias aún que en el nuevo cerraban una semana, que sino, ni verlas.

¿Qué se puede hacer en 1 semana?

Pues ir al cine, leer, dormir, quedar con los amigos tan pobres como una que siguen varados en BCN, escribir comments en blogs ajenos, dormir, cambiarse de móvil, cambiarse de novio/a, dormir, y/o tomarse 4 días para alejarse de Villa Guirilandia, dirección Norte de las Españas.

Para esta gata que vive todo el año rodeada de autobuses-volquetes de guiris ansiosos por ver y fotografiar el famoso templo de don Antoni Gaudi, evadirse ni que sea 4 días a un paraíso sin reisen-lo-que-sea suena poco menos que a gloria bendita.

Cortesía de los ultramodernos talgos de RENFE modelo 1962 se llega a la poco conocida ciudad de Pamplona en 6 hs y 11 minutos. Todo un prodigio de velocidad para 400 y escasos kilómetros. Súmenle ustedes una televisión modelo No-Do (emitía en blanco y negro mientras que el revisor no pasara por debajo y le diera una contundente palmada), un frío glacial (como de invierno franquista de la peor época), unos lavabos estilo letrina de la mili, y un bar....un bar.

Diálogo mantenido con el camarero-cobrador-cocinero-recoge basuras y oportuno detective en busca del diario que algún pasajero había robado ¿inocentemente? de la cafetería. Hasta el camarero tenía que oler a tiempos de una, grande y libre:

Gata (G): ¿Puede ser un bocadillo de jamón serrano, por favor? Camarero Pluriempleado “estamos en España” (CPeE): ¿Sólo o con queso? G: Pues solo, pero con pan con tomate, ¿no? CPeE: Pues no, no tenemos tomate. G: ¿Y no le ponen nada al pan? CPeE: Nada. G: ¿Ni aceite, ni mahonesa, ni mantequilla, ni vaselina? ¿Nada? CPeE (con indisimulado tono irritado): No. Nada. Este tren va por España. Sólo hace un tramo en Cataluña (porque no estaría pensando Catalunya), y en España se come así.

Lo que es confundir la nacionalidad con el paladar. Total, que mi paladar acabó sufriendo un atentado al buen gusto perpetrado por un sandwich de jamón y queso con mantequilla. Que así se come en España y olé!!!

Uyyy, que yo les quería hablar de vacaciones. Redacción tema.

Las vacaciones pues. Las más cortas que tuve, y sabe Dios que las aproveché!!

La vacación y la decepción (por inculta)

Años de gata superviviente. Sin posibilidad de vacaciones. Y resulta que un día me ofrecen la gran posibilidad gran: MILÁN. Así, con todas las letras. En realidad no me estaban ofreciendo vacaciones, sino encuestas para hacer en el tren-hotel que realiza el trayecto BCN-Milán por la noche. Pero a mí me daba igual. Iba a estar todo un día en MILÁN, y volvería a Barcelona en el mismo tren al anochecer. Por supuesto que el trayecto estaba pago, había dietas, y encima luego iba a cobrar una pasta por las encuestas. Un chollo. Nada podía sonar mejor a los oídos de esta gatita superviviente.

Y allá que me fui. A disfrutar de mi día de vacación.

En un periquete había liquidado las encuestas. La gente se aburre en los viajes, y hasta agradece cualquier motivo para charlar con extraños.

MILÁN me esperaba. La ciudad de la moda, el templo del diseño (y también el frío gélido y la niebla de diciembre, y esos horribles edificios que te dan la bienvenida al salir de la estación, puro Mussolini Design)

Me agencié un mapa al llegar a la estación, y a caminar. Porque tenía que aprovechar mi día de vacación, pero además porque mi dieta (2.000 pesetas) apenas me daba para una pizza, una botella de agua y un té.

En casa siempre había oído hablar de una tal Piazza San Marco, una belleza, un lugar mágico, casi de obligada visita al pasar por Italia. Y alguna foto recordaba yo vagamente, en blanco y negro.

Y al ver en el mapa una Piazza San Marco se me aceleró el corazón y los ojillos empezaron a sonreir. Sin dudarlo un instante enfilé para allí rauda y veloz. Iba a conocer uno de los sitios de nombre mítico de mi infancia (otro era la plaza Urquinaona: cuando pude pisarla con mis patitas y verla, empecé a entender aquello de que el significante y el significado son arbitrarios y no guardan relación alguna*)

La dichosa Piazza San Marco estaba a un buen trecho de la estación, y no habiendo dinero para bus, andando fui, andando llegué, y andando me encontré con un mísero triángulo verde y un par de bancos ocupados por los habituales habitantes de los bancos de los parques. Con mi italiano escolar le consulté a uno de ellos si “questo” era la Piazza San Marco, a lo que el jubilado habitual me respondió que sí.

Fue una de las mayores decepciones de mi vida, no habiendo tenido ocasión de decepcionarme con que los reyes magos y/o Papá Noel eran los padres. Y hablando de padres, ¿me habían engañado los míos? ¿Dónde estaba aquella Piazza San Marco de mi infancia, llena de terrazas, palomas, aquel encanto sesentero de las fotos en blanco y negro? ¿Eran mis padres adictos a algún tipo de pre-Photoshop engaña hijos?

Pues no. Nada de eso.

La Piazza San Marco existía. Estaba en Italia. Pero en Venecia...

Y es que las guías son un invento útil. Sobre todo si se consultan antes de salir de vacación (porque si la memoria falla, eso ya no tiene remedio)

*Quiere decir que una palabra no tiene nada que ver con lo que identifica, y puede sonar hermosa mientras que nombre algo horrible o viceversa.

10 agosto 2006

Educación sentimental en 3 sencillas lecciones (según Kevin Johansen)

Hay voces, letras, sonidos, que no se sabe muy bien por qué, en un momento determinado de tu vida se convierten en imprescindibles. Necesitas escucharlas como necesitan oxígeno tus arterias.

Me pasa con este señor.

Estoy sumergida en plena etapa keviniana.

No dejen de echarle una oída a este Piojo López cantor, dueño de un seductor y heterogéneo registro vocal, políglota, ecléctico, tierno y con sentido del humor (ya no me quedaban más polisílabos)

Les dejo 3 muestras de la mejor terapia sentimental que he podido encontrar. Igual alguna les resulta útil para estas vacaciones (los títulos no son estos, eh!):

05 agosto 2006

La gata sobrevive (2)

Si los gatos tenemos 7 vidas, servidora andará por la 4, ya que no se explica cómo, en una sola, se podría acumular tantotrabajo bizarro. Nuevo capítulo de la apasionante vida laboral de Lagata.
Vendedora de tarjetas de fidelización de una conocida cadena hotelera. A las órdenes de un jefe australiano bastante juerguista, ex batería de un grupo de rock, tuve como compañeros de telemarketing al sobrino del televisivoradiofónico Francino, y a un puñado de pijos titulados en turismo que se creían que trabajar todos apiñados en una suite de la 10ª planta del Meliá Barcelona (uy, dije la cadena...) era el no va más del lujo y el triunfo laboral. Y en realidad de lo que se trataba era de llamar y llamar hasta encontrar al imbécil que pagara por una tarjetita que le ofrecía descuentos en los servicios de la cadena. Y la tarjetita de marras no era nada barata.

Extra. Gran experiencia gran. Y mierda de película. Se trataba de la adaptación al cine de La tabla de Flandes, libro de grata lectura escrito por Arturo Pérez-Reverte. Pero imagínense que podía perpetrar Jim McBride con eso. Como disculpa, he de decir que durante el día de rodaje que me incluyó, el tipo estaba más pendiente de hacer de canguro de su hija, una preadolescente malcriada a lomos de sus rollers, que de atender a la coherencia de las escenas.

Luego de haber caminado Avenida Gaudí arriba Avenida Gaudí abajo durante todo un día, simular ser la parejita de otro extra para que la parejita principal (Kate Beckinsale y un fulano que hacía de gitano vestido de surfista, el cual ni aparece en el cast de IMDB) tuviera un fondo adecuado para su paseíto, apenas se me ve medio segundo y de refilón. Para la posteridad.

Guía de grupo de despedida de soltero. Uff. Qué pereza. Por suerte sólo fue una noche. La idea de guiar durante toda una noche (cena, autobús, copa, autobús, discoteca, autobús) a una manada de calentorros con ganas de pasárselo bien (¿?) paseando bajo el brazo una muñeca hinchable con agujeros por doquier, y viendo cómo un travesti le dedica un streap tease al novio y casi mata de un infarto al abuelo del ídem, pues como que no me acababa de tentar.

¿La iglesia o el ayuntamiento te exige hacer el idiota de esa manera para poder casarte?

Comercial de gadgets plásticos. El dueño de una fábrica de plásticos de Sabadell decidió que tenía que diversificar el negocio, y ofrecer sus productos a agencias de publicidad necesitadas de objetos inútiles para regalar en las promociones de sus clientes (tazas de plástico, cuchillos de plástico para cortar gelatina, cucharas de plástico para ensaladas, tuppers de plástico...el mundo del plástico)

Sólo conseguí que me encargaran una esponja con forma de flor. De más está decir que las esponjas no son de plástico. Obviamente, me fui a la calle.

Traductora sui generis. Un tipo quería hacer negocio con unos franceses. Pero el tipo en cuestión no hablaba francés. Entonces, y como los gatos somos políglotas, decide darme unas pesetillas para que vaya a su oficina a intentar localizar a los franchutes por mail, fax y teléfono. Digamos que su oficina era un piso de la Barceloneta. Digamos que era SU piso. Digamos que duré 2 días.

No conseguí contactar con los franceses, pero aprendí 2 cosas: la expresión “a ver cómo respiran” ( el tipo la enchufaba en cada frase), y que te reciba un tipo barrigudo y peludo como Landa recién salido de la ducha con un café en la mano no es el mejor entorno para hacer negocios.

Azafata de VIPS. Qué bien suena eso. Se trataba de recibir a los VIPS (Viejos, Idiotas, Puteros y Sosainas) en el recital que los 3 tenores dieron en el Camp Nou. Y eso que les tenía y les tengo un odio atroz, más aún que a la dichosa oreja de.

Desde la mañana, un equipo de señoritas disfrazadas que daba gusto, nos aplicamos en colocar unos cojincillos muy monos en las gradas donde iban a posar sus sentaderas los que habían pagado una pasta a la fundación Carreras para tener derecho a una cena de gala.

Luego recibimos a dichos VIPS, les pusimos una pulserita en la muñeca, y nos dedicamos a embolsar los panes que masticarían tan ilustres comensales siguiendo el siguiente método: mano agarra panecillo, mano mete panecillo dentro de bolsita, mano cierra bolsita, mano se rasca la nariz, mano agarra panecillo, mano mete panecillo dentro de bolsita, mano cierra bolsita, mano levanta panecillo caído al suelo, mano mete panecillo rescatado del suelo en bolsita, mano cierra bolsita, y así ad infinitum.

Es decir: hasta el final del recital, cuando tocaba recibir a los VIPS, controlar que llevaban pulserita, una tarjeta con el número de mesa asignado y acompañarles hasta su sitio. Muy sencillo. Hasta que llega un señor. Le miro la pulserita, la tarjeta con el número de mesa, y al momento de subir la mirada a su cara para ofrecerle la sonrisa de rigor (según contrato), se me congela la sangre y no puedo ya articular palabra. Tengo a todo un Zorba delante de mí mirándome con sus ojillos de mejicano.

Encuestadora de plátanos. No, no se trataba de preguntarle nada a la fruta.

Más bien a los paseantes incautos que ese domingo entraban al 3Tombs barcelonés y a los que se les solicitaba su opinión acerca de los plátanos ¿Y cómo se opina sobre plátanos? Pues muy fácil. Se montan varias mesas en U con plátanos dispuestos en bandejas. Diferentes tamaños, texturas, olores. Se le tapan los ojos al opinador desprevenido y se le pide que vaya toqueteando y oliendo los plátanos dispuestos sobre las bandejas, mientras una intenta guardar la compostura, ahogar las risotadas, y al mismo tiempo apuntar lo que le van opinando.

Luego, ya con los ojos descubiertos, el opinador puede volver sobre sus pasos y verificar si el aspecto de los plátanos se correspondía con la valoración hecha con los ojos tapados.

No vean ustedes lo que da de sí un plátano. Y eso que no pasaron por allí ni Cicciolina ni Nacho Vidal.

Pero no cambiaba la mirada a los ojos de Zorba por ningún trabajo serio, formal y digno.


01 agosto 2006

Actividades Extraescolares (3) - Billy y Pat no bromean

Increíblemente, el cajón maravilloso que tengo en casa me encontró una nueva edición de las historias a 3 manos. Esta en concreto se escribió a 2, la de Laura y la mía. Casi 20 años antes de Brokeback Mountain, dos adolescentes aburridas en un instituto del Culo del Mundo se dedicaban a imaginar la historia de un cowboy algo rarito.

- Oye Billy, has visto a Sammy por el drugstore, o salió a reventar cheyennes?- preguntó Pat Garret , haciendo gala de la Remington que llevaba a la espalda. El Smith & Wesson lo había perdido al póker esa madrugada.

- ¡Oh, el tonto de Sammy Oaks! Apuesto a que el muy mantequilla huyó cuando supo que estrenábamos Sheriff nuevo.

- Billy, hazme saber si Sammy vuelve. Si no, ya iré yo a darle caza al desertor - Pat hablaba en serio. Cuando abría la boca y movía la lengua nadie dudaba de que Pat no bromeaba - Olvídalo. En cuanto lo vea, le llenaré el cuerpo de plomo a ese miserable. Mientras ¡arrójame un estúpido par de dólares!

- Oye, ya me debes más de 300, y no pienso prestarte ni un estúpido par de dólares más - Billy tampoco bromeaba. Era capaz de emplomar una perdiz en un segundo. Ni se mosqueó cuando había tenido que eliminar al sheriff anterior en un abrir y cerrar de ojos - ¡O él, o yo! –había dicho.

- ¡Anda, Billy!, mi estómago no resistirá sin un buen par de huevos revueltos con tocino. Con el atraco que tenemos planeado habrá dinero suficiente para empapelar todo el estúpido pueblo de Donkey Ville.

- Ya te dije que no participaré de ese atraco - dijo Billy - El concuñado de la tía de mi prima segunda es dueño del banco de Coney Island.

Y Billy no bromeaba.

- Bueno, Billy, no me dirás entonces que no tienes unas miserables monedas para invitarme a almorzar a la cantina de Claire...- A esa hora no habría nadie en lo de Claire. Sería agradable hacerle una visita. El viento cálido de Texas comenzaba a abrirle el apetito.

- Sin duda, Daisy te espera con un buen plato de guisantes. No deberías despreciar las atenciones de tu esposa.

- Mi esposa no sirve ni para despreciar atenciones. Mejor me voy a masajearle las sentaderas a Claire.

Y Pat no bromeaba.

- Déjate de tonterías, Pat. Ocúpate mejor de tus vacas, sacarás más provecho, je je je.

- No estoy de humor para bromas. Lo que necesito es un trago y un trozo de pastel de fresa....¡Mira, una diligencia! - Pat sacó el revólver y montó el caballo - ¿Estás listo, Billy?

- ¿Si estoy listo? Siempre llevo conmigo mi 38 bien engrasada.

- ¡¡¡No, no, no!!!- aulló Pat – ¡esa diligencia es la del suegro de la hermana de mi concuñado!

- Lo que sucede es que eres un gallina. ¿Por qué no molestas a ellos pidiéndoles dinero? ¡Eh, Pat! ¡Pat!

- Estoy pensando...

- ¿Tú?

- Tomaste alguna vez parte en un secuestro?

- Pues sí, pero era muy chiquillo y no me acuerdo.

- Billy, y ¿y si secuestramos al suegro de la hermana de mi concuñado? Son miles de pares de dólares por el viejo Bob. ¡Podremos comernos cantidades de huevos revueltos con tocino! ¡Podremos alquilarnos a Claire entre los dos!

- Olvídalo, Pat. No es agradable eso de secuestrar ciudadanos.¡Somos un país libre! Y aquí no se secuestra a nadie.

- ¿Qué sabes tú de eso? Eres tan niño, tan mozo, tan impúber...

- Tienes razón. Será una experiencia nueva. Conozco un atajo por el cual llegaremos pronto al camino.

- ¡Ayyyyyyyyyyyyyy pobre suegro de la hermana de mi concuñado! Lo operaron de hernia hace un mes - recordó Pat- No, no sería justo...

- Gallina, gallina y gallina. ¡Pat, eres un gallina!

- No, Billy – lloró Pat – Soy un gallino. Pero tú me ayudarás a superarlo, ¿no es cierto, mi amor?

Y Pat no bromeaba.

- Qué demonios estás diciendo? ¡Estás hablando con Billy Morton! Billy Mmmmmmmmorton mmmmmmmmm.

Y Billy no bromeaba.

23 julio 2006

Lagata en el paraíso

El perfume, las sardinas y el modelo (en el paraíso)

Yo viví en el paraíso.

Mi paraíso estaba situado en un piso enorme y ruidoso del Ensanche barcelonés. Allí compartimos 3 años y pico de living la vida loca con una amiga, acumulando trabajos bizarros, caballeros andantes y libretas de notas que he perdido. Teníamos los mismos años, los mismo novios imposibles y el mismo escaso dinero para llegar a fin de mes.

Un día mi amiga, que siempre tuvo estilo, se echó un novio fotógrafo. Bueno, ayudante de fotógrafo. Bueno, en fin, que le llevaba las maletas a un fotógrafo. Bueno, y también se las olvidaba en la calle (pero no hablaré de eso)

A lo que íbamos. Resulta que un caluroso mediodía de julio de hace unos añitos, el novio fotógrafo llama para avisar que está por llegar a casa con el tipo al que le estaba haciendo su jefe unas fotos, un tal Mark Van Der Loo (esto fue antes de que le cazaran los morrazos de Esther Cañadas, bastante antes de que Hugo Boss le hiciera salir de un ascensor, pero luego de haber salido de un Peugeot 106 y perfumado con Eternity)

El tsunami una lenteja al lado de la que montamos en casa en 10 minutos.



En la cocina, 3 sardinas se asaban a la sartén, ajenas a la hecatombe que se avecinaba. Acostaditas de perfil con un ojo mirando al techo y otro al fuego, echaban un aroma digamos que poco digno de todo un modelo de Eternity.

De la sartén, las sardinas volaron a la bolsa de basura en cuestión de nanosegundos. Y como eso no pareció suficiente para borrar los resabios de la Fritangas’s Fragancy, mi amiga procedió a rociar toda la casa (TODA LA CASA) con la esencia pija de Calvin Klein.No quedó ni una gota de perfume dentro del frasco. Y en el piso no se podía respirar.

Yo me iba corriendo a una entrevista de trabajo, para alguna de esas bizarradas para las que me contrataban. Y el tipo llegó. No sé si a consecuencia de la sobredosis esnifada de Eternity, por el cansancio de los 5 pisos por escalera, o quizás porque en los paraísos los pósters mutan a seres de carne y hueso, resultó ser la mar de simpático. Cruzamos algunas palabras en el pasillo, me deseó suerte en la entrevista y me dio dos besos. Luego comprobé que no es saludable dejarse las mejillas sin lavar durante dos días.

¿Esperaban otra cosa? Joé, que yo no soy Patrick Süskind...

19 julio 2006

Lagata se pone seria

Quizás porque hoy es 18 de julio, y hace exactamente 70 años un tipo bajito, panzón, con bigote, voz de dibujo animado y sueños de grandeza acabó con la España que pudo ser. Y lo que fue durante 40 años espanta.

O quizás sencillamente porque, siendo animal hembra, me he sentido injuriada, reducida, insultada.

Y es que acabo de descubrir el porqué del machismo existente en este país en el que vivo. Por qué esa lógica del macho dueño de su hembra. Y de ahí a la puñalada de la maté porque era mía hay medio paso.

Juzguen ustedes:


Como simple animal pensante que soy, me gustaría poner una demanda por daños y perjuicios. Pero mucho me temo que no hay a quien reclamar nada.

13 julio 2006

Actividades extraescolares - Ida de olla número 2 (y la moda de los robots de cocina)

Recordaron las tardes lluviosas de estío, cuando juntos paseaban por el soleado jardín con magnolias y geranios.

Cuando él se fue, abandonado quedó el jardín. Marchitáronse las magnolias y los geranios.

Recordaron las tardes lluviosas de estío, cuando juntos paseaban por el soleado jardín con magnolias y geranios.Cuando él se fue, abandonado quedó el jardín. Marchitáronse las magnolias y los geranios.

Pero ahora estaban juntos para recordar y plantar nuevas magnolias y geranios.

El perro puso fin a esta felicidad orinando sobre los geranios recién cultivados.

Realizada esta necesidad, echáronlo por irrespetuoso ¡Justo sobre los geranios que daban flores amarillas! -¿La verdad? Hubiéramos preferido que orinara sobre las violetas. Lo mejor será llamar a la perrera.

- Me cacho con los teléfonos! Da ocupado.¡Oh, mi amor, qué haremos con los geranios orinados! ¡Te dije que no quería perros! - 4308....¿Perrera? Ah, no disculpe. ¡No, no es un insulto! No, para nada ¡Guaso! ¡Lo será su madre!

- Lo haremos venir salchicha - dijo Pepa que traía la Moulinex picatutti. No vendían boles o accesorios con tamaño de ovejero alemán. Por ser alemán, la salchicha tendrían que acompañarla con chucrut. Y el chucrut no les gustaba.

- Necesitaremos una máquina especial. Pero primero, el siniestro cuadrúpedo orinador deberá sacar la carta de ciudadanía (así lo acompañamos con locro y mate)

El siniestro cuadrúpedo orinador estaba saltando en una pata, dejando charquitos de líquido amarillento sobre todos los geranios. Estaba fuera de sí.

De tanto orinar se fue desinflando. Pffffffffffffffffffff ¡Kaput! El siniestro can se había desintegrado

-...sí, sí, los geranios, que los arranque. Sí, las magnolias y las caléndulas también. Pepa y yo pensamos poner baldosas. No, no podemos pagarle, pero lo invitaremos a cenar. ¿Le gustan los perros desinflados a la maître d’hôtel? Ahhhhhh, nos rechaza la invitación! Bien, lo tendremos en cuenta.

- Ajjjjj, que se vaya a comer al infierno. No sabe disfrutar de las virtudes de la Moulinex picatutti. ¡Pobre infeliz, se olvidó de picar!

Chacho probó un gran bocado de su cena. Su semblante se enrojeció y haciendo unahorrible mueca corrió hacia la ventana y vomitó en el jardín, justo encima delos geranios que habían sido orinados por el perro. Y ¡oh, sorpresa! Éstos empezaron a crecer tan descontroladamente que ya casi no se veía el jardín.

Recibieron un premio y vivieron felices comiendo perdices.


09 julio 2006

Actividades extraescolares - Ida de olla número 1

Preprólogo

Los cajones son los sitios más sorprendentes del mundo. Deberían declararlos reserva de la biosfera.

Buscas un botón verde y te encuentras con un post it arrugado y marronoso con un teléfono que ya no existe. Depositas un día un bolígrafo y al cabo del tiempo aparece todo desangrado y enganchado a un pasaporte caducado.

Los cajones. Esos sótanos de la memoria.

Y, buscando en un cajón, he encontrado un pequeño tesoro. Un par de pequeñas obras de arte, con sus incongruencias y sus precariedades. Ya sé que quizás sólo le hagan gracia a servidora y a un par de personas más. Pero que les haga gracia a ellas, que seguro daban por perdidos estos documentos (arrugados y marronosos), es motivo suficiente para recuperarlos (¿Dónde habrá ido a parar el resto de nuestra obra?)

Están escritos en un dialecto de América del sur. Ya se sabe que los gatos somos políglotas. Confío en que los perros, gatos, peces y animalillos varios que rondan esta taberna dominen los dialectos. Y si no, a los diccionarios, que para eso hay cantidad de gente que se pasa la vida explicando palabras.

Prólogo

La escuela, el instituto, o como se llame ese parking de humanos no adultos, suele ser un absoluto coñazo. Allí te aburres mucho. Sobre todo cuando tienes 15 ó 16 dulces añitos. Entonces haces amigos o te drogas, o todo junto. A mí y a dos más nos daba por escribir.

Durante las clases, nos pasábamos unos papeles grapados a modo de libreta donde escribíamos a dos y tres manos unos relatos fantásticos que nos daban alas. Y como no hablábamos y se nos veía todo el rato meta a escribir, se pensaban que éramos los más empollones de la clase. Lo que son las apariencias.

Ida de olla número 1 (en épocas del cometa Halley)

Y como las cárceles no existían, salió enseguida a comprarse una nueva identidad en el supermercado.

- Acá no tenemos - dijo una empleada mientras ordenaba las latas de tomate - En Carrefour tienen seguro, y si en otro lado está más barato, le devuelven la diferencia, mientras lleve la cuenta.

Cabizbajo, sin identidad, sin conciencia, sabiéndose envase vacío, se encaminó a Carrefour.

- Por casualidad, ¿acá venden identidades? ¿Y conciencias?

- Las dos cosas - opinó el cadete al ser interrogado - Pero están agotadas. Igual, las que hacen ahora son de mala calidad ¡Identidades eran las de antes! Casualmente, en casa tengo una de segunda mano que podría venderle. Viene con conciencia y todo...

-¡Maravilloso! ¡sublime! ¡más que bueno! - Dicho esto, agarró al cadete por el buzo rojo y salió corriendo.

Al llegar a Libertador se dio cuenta de que no sabía dónde quedaba la casa del cadete, ya que jamás había ido.

- Cómo supo que era acá? Usted sí que es vivo. Pase, es en el primer piso - El cadete abrió la puerta he hizo pasar al coso.

- Tenga, desde ahora usted es Gregorio Montefiori, y en pago de esta identidad que yo le entrego, usted será mi esclavo. Bueno, vuelvo al supermercado. Llego a las 20:30 y quiero la mesa lista y la ropa impecable ¿entendido?

El cadete salió dando un portazo, y volvió al trabajo saltando en una pata y gritando ¡ipip-ra! ¡ipip-ra!

El coso estrenó su nuevo nombre mirándose en un espejo, repitiendo “Gregorio Montefiori”, mientras estudiaba sus nuevas poses.

Ya tenía identidad. No tenía por qué ser sirviente de nadie. Se iría muy lejos, a usar su identidad nueva en un lugar novedoso. ¿Cuál podría ser? Él era un fugitivo, los fugitivos viven en una piojera. No sería difícil de encontrar ¡Siempre hay una buena piojera en alguna parte!

Pero la piojeras están llenas de piojos. Tendría que encargar toneladas de Nopucid...

- Mejor me voy a vivir al Jálei, y así no volveré hasta dentro de 76 años, ji ji ji. Y loco de alegría se dirigió a la Belmont.

- ¿Quién sigue? Gregorio se adelantó.

- ¿Qué buscaba? ¿Gárgaras adelgazantes, perfume francés antipiojicida, vaporizador antiacné?

- Me interesaría irme a vivir al Jálei.

La empleada abrió los ojos bien grandes, tanto que le desaparecieron las mejillas.

¿Cómo no se nos ocurrió? Pensó que Gregorio patentaría antes la idea...Corriendo se fue al despacho de la dueña, al señora Boleta, a decirle que patente la idea, porque hay un tipo afuera que se le ocurrió antes.

Boleta hizo un par de llamadas telefónicas e informó:

- Ya está patentado. Sacale al tipo 1100$ y metelo en un cuete de los que sobraron de Navidad.

La empleada volvió saltando a la rayuela, al llegar al cielo se chocó con el mostrador.

Gregorio le dijo que ya no le interesaba porque no se le iba a secar la ropa, porque la evaporación es un fenómeno terrestre. Además, no tenía Ko-i-Nor.

La empleada, simulando su despecho, ignoró a Gregorio y prosiguió con su trabajo - ¿Quién sigue?

¿Adónde voy? Se preguntó Montefiori desconcertado. Se oyó a lo lejos la marcha del tren. ¡Estúpida pregunta! ¡Iré a donde el destino me lleve!

Esperó a destino, pero destino no llegaba. Fue a la estación a comprar boleto.

-¿Cuándo pasa destino? - El empleado dijo que venía con retraso de 30 meses. Montefiori estaba desesperado.

¡Treinta meses esperando el destino! LOS destinos, porque debería pasar uno por semana, y hace 30 meses que no pasa ni medio.

Un barullo infernal se dejó oír. Gregorio se dio vuelta y vio como los trenes atrasados pasaban ante sus ojos y se perdían en la lejanía.

- Habrá que esperar una semana hasta que llegue el próximo - dijo el boletero, y cerró la puerta.

De pronto, se le prendió la lamparita a Gregorio: ¡¿Cómo no se me había ocurrido?! pensó. Con este nombre, ¿qué otra cosa puedo hacer que ser zapatero?

Dicho esto, se puso a cantar de alegría, y la gente que esperaba el destino le arrojó muchas monedas. Como el dinero recaudado no le alcanzó para montar una zapatería, compró un banquito y ahora trabaja como lustrabotas en la estación.

Y fue feliz y se comió una perdiz.

Próximamente, Ida de olla número 2 (y la moda de los robots de cocina).