04 octubre 2006

Mujeres enamoradas (1): Cómeme el co()o, negro

Aquí comienza una serie de anécdotas, sacadas de la surreal vida misma. Son historias de amigas, de amigas de mis amigas, de mí misma alguna de ellas. Para que luego digan que las mujeres somos más listas. Sí, más listas que una acelga.

Cómeme el coño, negro

M. tiene una carrera exitosa, es de las mejores en su profesión.

Un día decide irse de vacaciones con unas amigas al caribe más salsero: Cuba.

Conoce a un cubano muy majo. Moreno, rastas, de profesión músico y estupendo ejemplar experimentado en artes amatorias. A partir de ese día, M. se separa de su grupo y se dedica a disfrutar como nunca.

Vuelve con sus amigas a Barcelona, y, después de darle muchas vueltas, M. decide que el cubano de las rastas y los placeres es el hombre de su vida. Regresa a Cuba. Esta vez, para casarse. Se casan. Vuelta a Barcelona con el trofeo en el avión.

M. lo instala en casa, le provee de llaves del piso y VISA. Pero su hombre ya no es el que era. Desaparece días, se va de fiesta por ahí. Ella va sabiendo de él siguiendo el rastro de los gastos de la VISA. Y lo peor.....lo peor es que de los placeres disfrutados en la isla, poco hay.

Cuando M. ya no sabe qué pensar, hablan claro.

M.: ¿Cómo es que ya no me ...(referido a cierta práctica sexual oral, ver título más arriba) como cuando estábamos allí?
Semental cubano: Es que no puedo M.: ¿Qué no puedes? Semental cubano: No M.: ¿Y por qué? ¿Ya no me quieres? ¿No te gusto? Semental cubano: Es que le hice una promesa a la virgen del cobre, y ya no puedo hacerlo. M.: (no sabe si reír, llorar, matar o suicidarse)

Hace más de un año que M. se divorció del pájaro. Desconozco si el tipo sigue fiel a su promesa, o le ha vuelto a coger el frenesí caribeño.

Lo que llegamos a hacer las mujeres por un poco de placer.....

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