22 agosto 2006

Redacción. Tema: "Las vacaciones"

Este año las mías han sido cortitas. Esto pasa por haber cambiado de trabajo un 31 de julio, y gracias aún que en el nuevo cerraban una semana, que sino, ni verlas.

¿Qué se puede hacer en 1 semana?

Pues ir al cine, leer, dormir, quedar con los amigos tan pobres como una que siguen varados en BCN, escribir comments en blogs ajenos, dormir, cambiarse de móvil, cambiarse de novio/a, dormir, y/o tomarse 4 días para alejarse de Villa Guirilandia, dirección Norte de las Españas.

Para esta gata que vive todo el año rodeada de autobuses-volquetes de guiris ansiosos por ver y fotografiar el famoso templo de don Antoni Gaudi, evadirse ni que sea 4 días a un paraíso sin reisen-lo-que-sea suena poco menos que a gloria bendita.

Cortesía de los ultramodernos talgos de RENFE modelo 1962 se llega a la poco conocida ciudad de Pamplona en 6 hs y 11 minutos. Todo un prodigio de velocidad para 400 y escasos kilómetros. Súmenle ustedes una televisión modelo No-Do (emitía en blanco y negro mientras que el revisor no pasara por debajo y le diera una contundente palmada), un frío glacial (como de invierno franquista de la peor época), unos lavabos estilo letrina de la mili, y un bar....un bar.

Diálogo mantenido con el camarero-cobrador-cocinero-recoge basuras y oportuno detective en busca del diario que algún pasajero había robado ¿inocentemente? de la cafetería. Hasta el camarero tenía que oler a tiempos de una, grande y libre:

Gata (G): ¿Puede ser un bocadillo de jamón serrano, por favor? Camarero Pluriempleado “estamos en España” (CPeE): ¿Sólo o con queso? G: Pues solo, pero con pan con tomate, ¿no? CPeE: Pues no, no tenemos tomate. G: ¿Y no le ponen nada al pan? CPeE: Nada. G: ¿Ni aceite, ni mahonesa, ni mantequilla, ni vaselina? ¿Nada? CPeE (con indisimulado tono irritado): No. Nada. Este tren va por España. Sólo hace un tramo en Cataluña (porque no estaría pensando Catalunya), y en España se come así.

Lo que es confundir la nacionalidad con el paladar. Total, que mi paladar acabó sufriendo un atentado al buen gusto perpetrado por un sandwich de jamón y queso con mantequilla. Que así se come en España y olé!!!

Uyyy, que yo les quería hablar de vacaciones. Redacción tema.

Las vacaciones pues. Las más cortas que tuve, y sabe Dios que las aproveché!!

La vacación y la decepción (por inculta)

Años de gata superviviente. Sin posibilidad de vacaciones. Y resulta que un día me ofrecen la gran posibilidad gran: MILÁN. Así, con todas las letras. En realidad no me estaban ofreciendo vacaciones, sino encuestas para hacer en el tren-hotel que realiza el trayecto BCN-Milán por la noche. Pero a mí me daba igual. Iba a estar todo un día en MILÁN, y volvería a Barcelona en el mismo tren al anochecer. Por supuesto que el trayecto estaba pago, había dietas, y encima luego iba a cobrar una pasta por las encuestas. Un chollo. Nada podía sonar mejor a los oídos de esta gatita superviviente.

Y allá que me fui. A disfrutar de mi día de vacación.

En un periquete había liquidado las encuestas. La gente se aburre en los viajes, y hasta agradece cualquier motivo para charlar con extraños.

MILÁN me esperaba. La ciudad de la moda, el templo del diseño (y también el frío gélido y la niebla de diciembre, y esos horribles edificios que te dan la bienvenida al salir de la estación, puro Mussolini Design)

Me agencié un mapa al llegar a la estación, y a caminar. Porque tenía que aprovechar mi día de vacación, pero además porque mi dieta (2.000 pesetas) apenas me daba para una pizza, una botella de agua y un té.

En casa siempre había oído hablar de una tal Piazza San Marco, una belleza, un lugar mágico, casi de obligada visita al pasar por Italia. Y alguna foto recordaba yo vagamente, en blanco y negro.

Y al ver en el mapa una Piazza San Marco se me aceleró el corazón y los ojillos empezaron a sonreir. Sin dudarlo un instante enfilé para allí rauda y veloz. Iba a conocer uno de los sitios de nombre mítico de mi infancia (otro era la plaza Urquinaona: cuando pude pisarla con mis patitas y verla, empecé a entender aquello de que el significante y el significado son arbitrarios y no guardan relación alguna*)

La dichosa Piazza San Marco estaba a un buen trecho de la estación, y no habiendo dinero para bus, andando fui, andando llegué, y andando me encontré con un mísero triángulo verde y un par de bancos ocupados por los habituales habitantes de los bancos de los parques. Con mi italiano escolar le consulté a uno de ellos si “questo” era la Piazza San Marco, a lo que el jubilado habitual me respondió que sí.

Fue una de las mayores decepciones de mi vida, no habiendo tenido ocasión de decepcionarme con que los reyes magos y/o Papá Noel eran los padres. Y hablando de padres, ¿me habían engañado los míos? ¿Dónde estaba aquella Piazza San Marco de mi infancia, llena de terrazas, palomas, aquel encanto sesentero de las fotos en blanco y negro? ¿Eran mis padres adictos a algún tipo de pre-Photoshop engaña hijos?

Pues no. Nada de eso.

La Piazza San Marco existía. Estaba en Italia. Pero en Venecia...

Y es que las guías son un invento útil. Sobre todo si se consultan antes de salir de vacación (porque si la memoria falla, eso ya no tiene remedio)

*Quiere decir que una palabra no tiene nada que ver con lo que identifica, y puede sonar hermosa mientras que nombre algo horrible o viceversa.

1 comentario:

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me encantan las redacciones, la verdad son una gra herramienta para darse cuenta de la calidad narrativa de una persona. Es como el genero ensayo pero con menor contenido. La verdad me ha gustado mucho este blog, que maravilla! Muchas gracias por este espacio y espero que sigas adelante con esto.